Visita 10

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Aún sintiendo el calor en su cuerpo y que sus músculos no respondían a sus órdenes Tenten observó todo consciente, hasta cuando Hidan sonrió mientras ataba sus dos manos de las muecas y de un solo movimiento dejaba suspendida la cuerda en una de las vigas del techo del templo y la dejó colgando de sus dos brazos hacia el frente, pero aún con los pies rozando el suelo.

Hidan se quitó la camisa y Tenten pudo ver las heridas que le había hecho con los vidrios, él tomó aguja e hilo desde la bolsa que traía y empezó a cocerlas cerrando los agujeros profundos llenos de sangre al rededor.

Tenten no pudo evitarlo, vio el pecho desnudo y músculos marcados con detenimiento, después su mirada se clavó en la aguja enterrándose en la piel de Hidan y saliendo de nuevo en movimiento precisos notando que lo había hecho muchas veces ya.

Él sintió la mirada y sin regresársela sonrió a medias con provocación antes de hablar.

—¿Interesada en sentir este crudo dolor también? —pasó una última puntada por la piel y cortó el hilo con su boca terminando y prosiguiendo con la herida en el costado.

—No —Tenten desvío la mirada al fin hablando con algo de esfuerzo, al menos ya podía hacerlo, aunque el entumecimiento de su cuerpo seguía ahí mostró una expresión de asco negándolo todo en su mente, algo andaba mal con ese líquido que la obligo a tomar, empezaba a divagar en pensamientos que no eran normales, aun le costaba respirar normalmente.

—Bien, tú te lo pierdes —se burló de ella mientras siguió costurando la última de sus heridas abiertas.

—¿Qué planeas hacerme?, Suéltame ahora mismo —Tenten trató de que su cuerpo luchara por liberarse, pero este no reaccionó a sus órdenes.

—No, se está haciendo una costumbre escapar de mí, me estoy hartando de eso —dio la última puntada y arrogó la aguja al suelo sin importancia, se acercó a ella— la paciencia no es una de mis fortalezas, te sugiero que no la pongas a prueba.

Tenten frunció el ceño y ambos se miraron desafiantes por unos minutos, él sonrió y continuó.

—Solo quiero hablar —alzó los hombros despreocupado— demostrarte que estás equivocada sobre tus decisiones.

—No me quedaré contigo —Tenten entrecerró los ojos enojada.

En un rápido movimiento él tomó bruscamente su barbilla con su mano.

—¿Por qué los eliges a ellos? —la voz de Hidan se volvió más grave y furiosa, a ella le pareció que se estaba conteniendo su enfado.

—Ya te lo dije, Konoha es mi aldea, mi hogar y tengo que protegerlo, tengo que regresar —dijo ella sin dejarse intimidar.

—Entonces voy a encargarme de destruir hasta el último pedazo hasta que no quede nada a donde puedas regresar.

—Primero muerta que permitírtelo.

Hidan rio divertido y la soltó sin separar la corta distancia de ella.

—Bien, si eso quieres puedo complacerte, morirás una y mil veces cuando te dé la inmortal.

Tenten abrió los ojos confundida.

—Apuesto a que si eres como yo ellos inmediatamente te encerrarán y te tratarán como un criminal más, tal y como lo hicieron cuando te torturaron para sacarme información.

—Fue una fachada, no me iban a hacer daño en realidad —Tenten casi gritó, salvo que el efecto de aquel líquido todavía seguía dificultándoselo, se sentía extrañamente relajada.

—Pero lo hicieron y no sólo físico, si no durante años te privaron de quién eres en realidad —su mirada se volvió fría mientras hablaba— crearon esa sumisa y obediente kunoichi pero tú... eres como yo, estás hecha de una divinidad que te permite ser algo más, lo supe porque Jashin me lo dijo, él mandó todas las señales para que yo las entendiera, él te mandó frente a mi para que yo te notara y te salvara de tu prisión.

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