7. Jisoo

304 43 0
                                    

Otoño, 2007.

Hoseok se dio a la tarea de explicarle a Seokjin hasta el origen del instrumento. Y Seokjin no pudo estar más que convencido de que había elegido muy bien a su objetivo, un chico inteligente y fascinante.

Escuchó atentamente todo lo que el contrario decía. Todas y cada una de las palabras.

Al final, solo pudo tocar algunas de las teclas, Hoseok le dijo que debía diferenciar los sonidos y a partir de ahí podrían avanzar.

Todo eso ya lo sabía pero no se lo dijo. Quería apreciar el momento junto a él y ver qué obtenía de ello.

Si bien Hoseok parecía serio y nada hablador y su rostro no era exactamente simpático, cuando empezaba a hablar, y más de algo que le gustara, no podía callarse.

―¿Cuándo llegaste aquí? ― preguntó cuando tomaban sus mochilas para irse.

―No llevo aquí ni dos meses. Soy de Daegu.

Seokjin pudo confirmar sus ideas de que el chico no era de Busan, era un turista más en aquella ciudad. Su sonrisa creció sin percatarse.

―¿En serio?, genial. Mi hermano me dijo que eres de mi edad. ¿Cuándo naciste? ― Seokjin detestaba ser tan insistente, pero si no lo hacía, Hoseok no abría la boca más de los necesario.

―Febrero

―Yo soy de diciembre. Soy tu hyung ― señaló con un deje de satisfacción.

―Son unos meses solamente ― respondió.

―No importa. Soy tu mayor ― se sentía hasta tonto hablando como si fuera un niño emocionado, pero la actitud parecía funcionar.

―Como quieras… hyung ― la broma fue evidente, pero a Seokjin le gustó el sonido de la palabra en los labios del menor.

―Suena bien ― sonrió, disminuyendo la distancia. Quería probar algo.

Se acercó lo suficiente para saber que estaba invadiendo el espacio personal del contrario, apenas y llevaba unos centímetros, pero eran suficientes para sentirse alto contra Hoseok.

Alzó su mano y peinó el cabello del chico frente a él. Y pudo ver perfectamente cómo Hoseok tragaba duro.

―Tenías una basurita en el cabello, no te preocupes, hyung ya se encargó de ella ― se alejó rápidamente y dio pie a salir de aquel lugar ―. ¿No vienes? ― le preguntó, haciendo que el menor regresara a sus cinco sentidos y dejara de parecer una estatua.



Seokjin acompañó al menor hasta la parada de autobús, tomó una nota mental de éste, para luego investigar la ruta, después de eso él volvió a casa.

En el camino no dejó de preguntarse, ¿qué hacía Hoseok ahí?, ¿no era Daegu la segunda mejor ciudad para vivir?, ¿qué hacía un chico como él en su instituto.

Sus cavilaciones se terminaron cuando al entrar en su casa, una figura conocida estaba sentada en uno de los sofás del living.

―Jisoo.

La pelinegra estaba charlando animadamente con su madre, con una taza de lo que parecía ser té en sus manos.

―Seokjin, cariño ― su madre habló ni bien notó su presencia ―, han venido a verte.

―Hola, Jin-Jin ― la chica se levantó de donde estaba para acercarse, dejando ver su uniforme impecable.

Observó discretamente a la chica de pies a cabeza, el cabello negro reluciente hasta los hombros bien peinado, blusa blanca, chaleco y saco bien planchados y sin mancha alguna, la falda lo suficientemente corta para mostrar sus lindas piernas pero no mostrando nada de piel innecesaria, las calcetas blancas cortas completamente pulcras, los zapatos los había visto en la entrada, negros de charol brillante.

Toda una obra maestra.

Todo eso lo había hecho Seokjin.

Él había logrado que la inocente y algo descuidada Jisoo se convirtiera en la linda y sofisticada señorita frente a él, tal como debía serlo, después de todo, es la futura dueña de diversas empresas farmacéuticas de todo Seúl.

Había sido sencillo, la chica solo requirió un poco de atención y palabras bonitas de Seokjin, algunos besos y una novio qué presumir, eso le dio confianza y una nueva personalidad, en cuanto su amiga Lisa, aunque al principio solo se había acercando a ella para llegar a Jisoo, ahora la chica tailandesa era una confidente, aunque lamentablemente se había ido a América.

―Jisoo, hola. ¿Qué te trae por aquí? ― preguntó amable. Jisoo no había entrado en su colegio, no porque sus notas fureran malas, pero ella había preferido un colegio exclusivo para chicas.

―He venido a despedirme. A mis padres les parece una buena idea estudiar en el extranjero ― explicó ella ―, no quería irme sin verte ― el sonrojo en sus mejillas era adorable.

―Me siento halagado, te deseo éxito a donde sea que vayas ― Seokjin le tenía algo parecido a cariño.

―Haré mi mejor esfuerzo ― Jisoo hizo una reverencia frente a él ―, espero volver a verte Jin-Jin.

Dicho eso, la chica besó la mejilla de Seokjin y se retiró de aquella casa, no sin despedirse antes de la madre, quien la había recibido.

―Es una linda chica ― fue todo lo que su madre dijo después de verla salir por la puerta.

Seokjin solo vio cómo otro de sus caprichos terminaba, con esa despedida dio fin a lo que alguna vez fue Jisoo para él. Un experimento. Un juego. La chica ni siquiera parecía afectada por la ruptura que habían tenido y menos por el beso que había visto entre él y Jungkook.

Su primer beso. Su primera novia.

Ahora tenía un juguete nuevo. Tenía a otro ser qué crear… o destruir.

Ya tendría tiempo para averiguarlo.

ᴏʙsᴇssɪᴏɴ [𝐽𝑖𝑛𝐻𝑜𝑝𝑒]  ✓Where stories live. Discover now