Capítulo 10

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— Basta — le grito
  Llevábamos media hora en su casa y pues intentábamos cocinar algo pero la tarea se nos había ido de las manos cuando empezamos a lanzarnos la harina.
— Ja, de esta no te libras Stalker.
  Por instinto cierro los ojos y siento las pequeñas partículas caer en mi cuerpo. Será odioso. Pensé algo peor pero algo gritaba en mi interior una palabra.   Venganza. Una venganza de las peores.
— No te la pienso devolver — le miento descaradamente .
— ¿Ah no? — Me provoca.
Me aguanto. No no y no .
— No — le sonrió — Vamos a cocinar.

  Bueno la historia hubiese sido muy bonita si hubiéramos hecho comida que no estuviese quemada. Al final tuvimos que pedir una pizza para ambos porque la cocina estaba en las peores condiciones posibles.
— Estas llena de harina — dice
— Tu también.
El me mira detalladamente la cara y yo me pongo nerviosa.
— Tienes chocolate aquí — Se acerca sin vacilar hasta donde estoy.
  Sus dedos recorren la parte de abajo de mi labio . Ni siquiera se como termine con chocolate en la boca. Bueno si se, Klaus tenía muchos en él refrigerador así que terminamos comiéndonos algunos.
— ¿Ya? — pregunto .
  El asiente pero se queda así delante de mi. Con la vista en mis labios. Me quiero mover debido al nerviosismo sin embargo no lo hago. Me quedo mirándolo.
<< Bésalo >> grita mi yo interior.
  Ni siquiera mi conciencia tiene que decirlo dos veces porque la obedezco. Por primera vez obedezco a la primera. Pongo mis manos en su cuello y lo beso. Su boca me recibe encantada, ni siquiera tiene un poco de asombro.
  Seguimos besándonos por lo que parece una eternidad pero son segundos. El finalmente termina el beso, algo inesperado por mi parte. Así que creo que el asombro en mi cara es notorio pero lo disimulo con algo.
— Por dios — exclamo — Besas fatal.
El sonríe volviéndose a acercar a mi boca.
— ¿Ah si?¿Fatal? — pregunta provocándome
Lo consigue. Siento algo dentro de mi removerse de buena forma. Supongo que son las famosas mariposas.
— Sí — digo tratando de disimular los nervios.
  El me vuelve a sonreír provocativo. Suspiro y intento relajarme. No me besa. Siento su aliento en mi cuello y puedo jurar que me hizo un chupón. 
  El hace lo mismo de nuevo en mi cuello y me remuevo nerviosa. El hace un movimiento inesperado y terminó con las piernas enredadas en su torso. Me sienta en la encimera de la cocina  y me besa.
  Sus besos no tienen nada que envidiarle a los míos. Los suyos son puro fuego mientras que los míos son calmados. El sigue con su ataque a mi boca y Dios mío qué bien se siente. Sus dedos me recorren la espalda de arriba a abajo dejando caricias.
  Me separo. Necesito oxígeno. Lo miro, su respiración es irregular igual que la mía lo que me hace pensar que le a agradado tanto como a mi.
— Me decías que besaba mal — me recuerda.
— No tan mal — digo intentando disimular.
— ¿Del 1 al 10?
— Un 7.
— Eso fue un diez y medio Stalker.
Yo me rio.
   Suena el timbre de la casa y supongo que es la pizza. Sonrió cuando lo veo cargar las dos cajas que contienen el alimento. Dios, qué hambre tengo. Ni siquiera me molesto en pensar qué dirá el si me ve devorar todo esto. Me da igual. Son mis alimentos repletos de calorías e indispensables para vivir y con ellos nadie se mete.
  El ha parado de comer solo para mirarme y no me importa yo sigo en lo mío. Parece que eso le agrada porque vuelve a comer.
— ¿Quieres chocolates?
Yo me callo. Me he terminado la pizza por lo que no tengo hambre pero es que el chocolate es el chocolate.
— Me tomare eso como un si.
Es un "si" disimulado. El coge su barrita y yo la mía . Me los como en 10 minutos. Al final mis dedos terminan cubiertos de una capa de chocolate. Supongo que el descuido.
   Veo que Klaus se muerde el labio y me doy cuenta de que me estoy chupando los dedos como si fuese ... bueno ¿qué carajos? Lo seguiré haciendo y bien. Sigo en mi  trabajo de quitar la capa de chocolates solo que ahora lo miro un poco.
— Valeria deja de jugar con fuego.
— ¿Por qué?— lo miro inocentemente.
— Te puedes quemar.  
  Cualquiera en esa situación habría dejado de hacer lo que estuviese haciendo pero yo no. Yo no quería quemarme, yo quería arder en el mismísimo caldero de Satán. 
— No estoy haciendo nada Klaus.
  El no volvió a decir nada. Así que anotó eso como una pequeña victoria pero no se sentía así. No se sentía como una victoria.
—¿Nada? — veo que se moja los labios y yo vuelvo a sonreírle.
— Noup — Digo — ¿Me vas a llevar a casa? 
El asiente.

  El viaje había sido silencioso. Muy  incómodo, sobre todo eso, Es como si ambos quisiéramos acabar con el silencio que reinaba solo que no sabíamos como. Pienso. Tomo la iniciativa y empiezo a hablar.
— ¿Te gusta el fútbol?
<<¿En serio Valeria? ¿Sobre fútbol?>> reclama mi subconsciente pero Klaus asiente y eso me anima.
— ¿Y a ti? — pregunta
¿Es broma? 
— Bastante — miento descaradamente.

— Bueno, adiós — digo al ver que ya hemos llegado a mi calle, me despido dándole un beso en la mejilla y me giro para dirigirme a mi casa. El me agarra de la cintura y me empuja hacia atrás quedando pegada a él. Siento su aliento contra mi cuello ¿Que va a hacer?
— Eso no es una despedida,Stalker
— ¿No? 
  Siento que el maldito mundo se me viene abajo , el no hace nada. Me mantiene en la misma posición y eso no es que me incomode,es que me pone nerviosa.
— ¿Que despedida quieres Klaus? — pregunto acercándome a su rostro.
  Ni siquiera se como termine como pase de estar de espaldas a él a estar frente a frente.Por instinto cierro mis ojos, siento sus labios. Saben a fresa ¿Es posible eso? ¿Qué tenga algún sabor?
  Su lengua se hace camino en mi boca y se enreda con la mía. Solo Somos el y yo, no hay nadie más en ese momento.
— Klaus — gimo cuando el beso aumenta de nivel.
   Sus manos recorren mi espalda y yo dejo las mías en su cuello. De pronto un chip se activa dentro de mi. Los vecinos. Me aparto rápidamente mirando a los alrededores. Un niño. El niño de Violeta para ser más exactos, la mujer más chismosa de este lugar, el hijo no se quedaba atrás era un pequeño demonio.
— ¿Qué pasa? — pregunta Klaus .
— Nada solo creí haber visto a alguien — mentí — Me tengo que ir.
Y me fui. Ni siquiera deje que soltara una palabra.
  Mi casa estaba con gente, reconozco a la mujer que está sentada en la entrada con mi madre ¿Que hace ahí? Es lo primero que me asalta a la cabeza.
— ¿Con quien estabas? — pregunta
Trago en seco. No da tiempo a que se lo hayan contado ¿Verdad? 
— Un amigo.
— ¿Amigo? Los amigos no se besan Valeria
  Pues si, le habían ido con el chismesito .
— Mamá son otros tiempos — trate de poner una excusa.
— ¿Otros tiempos? — suspiró mirando al cielo para que una fuerza superior le diera fuerzas para no matarme — Otros tiempos ni leches — grito — ¿Pero tú qué te crees? ¿Qué soy gilipollas o qué?
  Bueno ...
— No mamá.
— ¿Quién es? 
— Es mi novio — dije sin estar segura de lo que estaba diciendo.
No se porque lo dije. No éramos novios, al menos que yo supiera.
— ¿Novio?

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