uno

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—Un Capuccino y un Macchiato, por favor. —pidió amablemente al camarero situado al lado contrario de la barra.

—Enseguida. —dijo el chico, con su voz siendo levemente opacada por el fuerte estruendo de un relámpago. Aquel era un día realmente lluvioso.

—Gracias. 

Una vez que el camarero volvió con los dos cafés, Harry le sonrió y, después de pagar, tomó las bebidas entre sus manos para llevarlas a la mesa que él junto con a su Omega siempre ocupaban. 

Harry era un Alfa, tenía el pelo rizado y bastante largo, del color del chocolate. Sus ojos eran verdes como el color de la hierba, similares a dos bonitas y brillantes esmeraldas. Además, era bastante alto, de un metro noventa aproximadamente. Era, naturalmente, uno de los Alfas más populares de toda la universidad, debido, principalmente, a su gran atractivo y carácter respetuoso y amable, especialmente con los Omegas. Y razón por la cual tenía a, prácticamente, todos los y las Omegas de la universidad detrás de él.

Aunque a él no le importaba demasiado. Es decir, ¿Cómo iba a prestar atención a alguien más que a su Omega? Harry era la persona más afortunada del mundo por tener a su Omega, estaba seguro.

Y es que ¿Quién no querría a un Omega tan perfecto como Louis Tomlinson, su Omega? De pelo castaño corto y ojos azules. Su estatura era bastante baja, ya que el Omega aproximadamente medía 1.65 m, esto provocando que apenas llegara al hombro de su Alfa, pero ambos estaban bien con eso.

Ellos eran de las parejas más conocidas de toda la Universidad. Llevaban tres años saliendo como novios, formalmente, después de haber pasado cinco años de gran amistad, desde el bachillerato.

Tras caminar por toda la cafetería, Harry llegó a la mesa en la que Louis estaba, y tras dejar los dos cafés sobre ella, (el capuccino para Louis y el macchiato para él) se sentó, justo al lado de su Omega, quien le sonrió y le dio un besito en la mejilla. —Gracias, Alfa.

—No es nada, precioso. —tomó al Omega con cuidado de los muslos y lo sentó en su regazo para, posteriormente, darle un beso en sus labios. —Te amo.

—Y yo, Alfa. —dijo mientras abrazaba al Alfa, pasando sus brazos por su cuello y dejando un beso en la marcada mandíbula de este. Ambos se sonrieron cálidamente antes de que Louis bajara del regazo de Harry, para volver a sentarse en la banca de la mesa.

El rizado, un poco triste por la acción del Omega, lo miró confundido con una ceja alzada. Louis parpadeó dos veces y frunció el ceño. —¿Qué pasa, Hazz?

—¿Por qué bajaste? —preguntó el Alfa señalando sus piernas con un movimiento de cabeza. Usó un tono de voz un poco triste y su cabeza permanecía inclinada hacia un lado, haciendolo parecer un niño pequeño. 

Louis, en cambio, rió un poco, mientras pasaba su mano por el pelo rizado de Harry, dejando una suave caricia allí. —Amor. —lo llamó. Harry le miró a los ojos. —¿Recuerdas la semana pasada cuando trajiste mi café y lo bebí en tu regazo?

Harry frunció el ceño. —Uhm...

—Harry, nos tiraste el café por encima a ambos. —rodó los ojos mientras besaba la punta de la nariz de su Alfa. —Y manchaste nuestra ropa, Harry. ¿No lo recuerdas?

—No... —mintió, en un tono de voz tímido. Por supuesto que se acordaba de aquello, Louis se enfadó un poco con él por ensuciar la camisa que tanto le gustaba, era su favorita. Además, no tenía ninguna otra ropa a su disposición para cambiarse en aquel momento. Pero después de que Harry se disculpara unas veinte veces con él, Louis le perdonó, con la condición de que cuando ambos bebieran café no se sentaría en el regazo del Alfa. 

No obstante, Harry no le dio demasiada importancia a aquella condición y simplemente olvidó aquello. 

—Seguro. —el Omega besó sus labios suavemente, mientras que subía, de nuevo, a su regazo, con ambos cafés en la mano. Harry frunció el ceño, estaba muy confundido. —Tonto. —Louis rodó los ojos con diversión mientras sonreía. Harry rió. —Vamos, toma tu café, se enfriará. 

—Pero, ¿no decías que-

—No importa, solo... No tires el café, Hazz. —sonrió, ofreciéndole la bebida a Harry. 

Harry aceptó el café que Louis le tendía y le dio un pequeño sorbo, al igual que el Omega.
Louis apoyó su mejilla en el hombro del rizado, mientras que el Alfa pasaba un brazo por su cintura y lo abrazaba.

Louis sonrió. Amaba beber café junto con su Alfa en días lluviosos. 

our own autumn « l.s  [EDITANDO]Where stories live. Discover now