CAPITULO 7: INDIRECTAS DIRECTAS.

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Gi-Hun trataba de sacarle conversación, ella solo trataba de estar en silencio, así que le susurraba que mantenga silencio ya que estaba entretenida en ver cómo la gente decidía entre morir o vivir, ella agarró su mano aprendiendo y mirándolo a los ojos.

-Gi-Hun, silencio, cuando salgamos de aquí, hablaremos.-El asintió y puso su pulgar en la mejilla de la castaña, ella solo lo quedó mirando como él se acercaba lentamente cerrando sus ojos.

Ella alzó una ceja, poniendo sus dedos índice sobre los labios de Gi-Hun, quien abrió los ojos confundido.

-Creo que no es el momento, ¿no crees?.-Él asintió aun con el dedo de ella sobre sus labios.-Cuando salgamos de aquí, te juro que hablaremos de todo y haremos de todo.-Ella miró al frente bajando su mano, él carraspeó incómodo y asintió.

-Me debes una, me hiciste creer que estabas muerta.-El susurro aun mirando para delante, el anteúltimo jugador que estaba por pasar.

-Tu dime que quieres, y te lo daré, no eres como mis clientes.-Gi-Hun se ahogó con su saliva, sonrojándose y Seonk rio levemente.

Al pasar el último jugador, el anciano de la hora, según lo que le contó Gi-Hun el señor tenía un tumor en el cerebro, lo que pensó, ¿Qué le impedía a ese señor votar a favor de no terminar el juego?.

Voto en contra, ese viejo había ido contra todo pronóstico en la mente de ambos, Gi-Hun festejaba mientras otras personas se quejaban de que los demás se vayan, pero a la gente de traje, no le importo, todos se iban a ir, al fin.

(...)

Hijo de puta pensó Seonk al sentir el frío suelo impactar contra su cuerpo, solo sentía la brisa sobre su cuerpo desnudo. Creó que lo que mas la incomodo era que Gi-Hun gritaba a todo pulmón, como si hubiera alguien por donde los tiraron.

-¡¿Te callas?!-Aquella voz se le era parecida a Seonk, la carterista o mejor dicho la chica que le advirtió que la seguían.

Ella dijo algo sobre desatarla, mientras Gi-Hun volteaba para todos lados, se encontró con el inmovil cuerpo en posición fetal de Seonk, que llevaba un par de ropa interior roja, que según para él, era casi estar desnuda.

-Siento tu mirada penetrante Gi-Hun, por favor desinstala y listo.-Dijo serena, aun con sus ojos tapados.

Estaba tratando de contener el calor de su cuerpo en aquella posición, esperando a que Gi-Hun termine con la carterista, digamos que también estaba colmando su paciencia las quejas del mayor que le reclama a la chica un dinero, no sabía si estaba enojada por que la soltaron en medio de la nada o los pequeños celos tóxicos que le daba saber que Gi-Hun estaba mirando a otra chica que no sea ella.

-Hey, tu chica de la tanga roja...-Chasqueo ante el apodo que le dio la carterista.-Yo que tu, no le tengo confianza.-Y sintió por el sonido de sus pasos que se fue.

Gi-Hun sacó la venda de sus ojos, parpadeo para acostumbrarse a la tenuente luz que había por los postes de luz, ella automáticamente lo miró mal.

-¿Jurar por tu mama y luego romper con eso?, te creía mejor.-El miro para otro lado, ella solo suspiro y negó con su cabeza.-Ahora desátame para poder cambiarme esto es incomodo y me duelen las muñecas.

Gi-Hun asintió y comenzó a desatar las muñecas de la chica quien se dio vuelta, él trataba de solo concentrarse en eso, pero su mirada se desvía hacia el trasero de la chica o su diminuta cintura. Seonk al sentir sus manos liberadas, fue directo a sus pies, desatándose rápidamente al igual que Gi-Hun, ella se levantó estirando su cuerpo completamente, el hombre al lado de ella, la miró de pies a cabeza, para carraspear llamando la atención de la femenina quien tenía un sostén de encaje rojo que combinaba con una braga diminuta también con encaje.

SEONK         ➖ SQUID GAMEWhere stories live. Discover now