Ocho

688 121 5
                                    


Lan JingYi

En los días siguientes a JingYi le dio la impresión de que todos se habían puesto de acuerdo para mantenerlo ocupado. Tuvo tanta actividad que no tuvo tiempo de tener miedo ni de pensar en nada. Una tarde, sin embargo, SiZhui lo tomó con él y lo llevó a una habitación donde estaban sus más cercanos e hicieron sus reverencias. La primera reverencia ante el cielo y la tierra, la segunda reverencia ante los padres y la tercera reverencia entre ellos mismos. No hubo fiesta ni lograron vestirse de rojo pero eso no disminuyó la felicidad que sintió. El más reacio fue Lan Qiren, pero finalmente lo aceptó y los felicitó. Su madre también estaba allí que no dejó de mirarle la panza ahora perceptible sobre su túnica.

—No puedo creer que estés embarazado y casado. Pero estoy muy feliz por ti. —Su madre lo abrazó.

El líder de Yunmeng, oh, bueno, su padre estaba allí también y lo felicitó. Su relación aún era algo incomoda, no tanto como antes, por momentos eran capaces de tener conversaciones normales y fluidas, pero en momentos como este JingYi se inhibía completamente, algo poco propio en él.

Dos días después llegó Jin Ling. Él sí hizo un escándalo que necesitó la mediación de SiZhui para calmar sus típicas discusiones. ZiZhen, por otro lado, que llegó horas después que Jin Ling los felicitó. Esa noche, los cuatro tuvieron un banquete que terminó cuando JingYi dijo estar muy cansado y mareado. En cuestión de segundos tuvo a SiZhui y a Jin Ling a su lado.

—¿Estás bien? ¿Quieres un poco de agua? —Preguntó Jin Ling—. Eres un necio, seguro estuviste caminando por ahí y entrenando. ZiZhen, trae un vaso con agua.

Sintió las manos de SiZhui sobre su rostro y su pulso. JingYi se quejó.

—Basta, sólo necesito recostarme —Susurró apenas. Escuchó a SiZhui mandar por un sanador de inmediato.

—Estás muy pálido, a-Yi. Ven, te ayudaré a recostarte.

Últimamente era muy normal para JingYi sentirse cansado. Casi no podía practicar con Suibian. Cuando la sanadora llegó, Jin Ling y ZiZhen se quedaron afuera mientras SiZhui le acariciaba la mejilla y la sanadora lo revisaba.

—Joven amo Lan —le dijo la doctora—, ya lo he revisado y todo parece estar bien. Parece ser sólo cansancio del día.

—Es lo que les dije —se quejó—. Últimamente es normal sentirme muy cansado. Hasta he tenido que dejar de entrenar.

La sanadora le sonrió.

—Puedo hacerle una revisión más completa.

JingYi estaba a punto de negarse pero SiZhui se mostró de acuerdo de inmediato. Cinco minutos más tarde JingYi estaba tumbado sobre la cama con el abdomen descubierto.

—Oh —dijo la sanadora—. Ahora entiendo.

—¿Qué es lo que entiende? —Inquirió SiZhui—. ¿Qué sucede?

—El joven amo Lan está embarazado de gemelos, joven amo Lan.

—¿Dos bebés? —Preguntó JingYi con incredulidad.

—Sí, joven amo Lan. Aquí y aquí —le explicó ella, señalando dos puntos en su estómago— . Hay dos latidos, aunque van casi al unísono por ello es difícil de percibir.

—¿SiZhui, has escuchado eso? —le preguntó JingYi a su esposo. En respuesta, SiZhui le dio un beso en la cabeza.

—Sí, lo he escuchado. Tendremos dos hijos.

Esa noche, JingYi se acurrucó entre sus brazos, se olvidó de todas sus preocupaciones y se quedó dormido. Una semana más tarde más buenas noticias llegaron. Jin Ling finalmente había dado con el culpable. Zewu-Jun fue directamente en compañía de Lan Qiren. El maestro Wei le comunicó que Jiang Cheng también estaba camino a Lanling Jin. El líder Nie también. Todos tenían asuntos pendientes con esa persona.

JingYi estaba tan feliz que caminaba más rápido de lo normal, violentando seguramente la regla de no correr porque sí, casi estaba corriendo. Detrás iba SiZhui, convenciéndolo para que caminara más despacio.

—Finalmente podré salir de este... —Cantó contento JingYi, pero calló cuando sintió una pequeña, pero fuerte, patada sobre su estómago—. Oh... ¡SiZhui! ¡A-Yuan! —llamó a la persona detrás de él—. Uno de nuestros... —sintió una nueva patadita pero esta vez suave, sobre otro sector en su estómago—. No, nuestros bebés, SiZhui ¡Están pateándome! ¡Espera! ¿Crees que estén regañándome? No, deben estar contentos porque podré salir ¿No es así? —captó dos nuevos movimientos. Quería entender sus respuestas, pero no lo lograba. Se olvidó de ello cuando vio la sonrisa de SiZhui al sentir aquellas perceptibles pataditas con la palma sobre su panza. 




III. Protegiendo a Lan JingYi [ZhuiYi]Where stories live. Discover now