Cap. 34 : Una noche para recordar.

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  <<N/a = ¡Hola! Vestido de Nicole en foto multimedia. Disfrutad este maravilloso capítulo dedicado a mi amiga Maria :)".

           

   - ¡Feliz cumpleaños! - oigo como me gritan. Gruño aún con los ojos cerrados.

    - ¡A levantarse! Mira que bonito día - exclaman y acto seguido, escucho el sonido de las cortinas y siento toda la luz del sol en la cara. Vuelvo a gruñir y hundo mi cabeza en la almohada.

    - ¡FELIZ CUMPLEAÑOS! - repite pero esta vez, más cerca.

   - ¿¡Qué pasa!? - grito yo ahora, abriendo los ojos de golpe y encontrándome a mi madre mirándome con cara de inocente.

    - Es tu cumpleaños, hija - dice y sus ojos brillan de felicidad. En este momento mi enfado desaparece y le sonrío.

   - ¿En serio? Si no fuera porque me lo has gritado varias veces, no lo sabría - bromeo haciendo gestos con las manos.

    Mi madre se ríe y me río con ella. Ya han pasado varias semanas desde aquel día en que quise volver a Miami, y como han observado, al final no me fui. Ahora me encuentro aquí, cumpliendo años.

    - No puedo creer que vayas a cumplir 17 años... - susurra y noto como se le acumulan las lágrimas en sus ojos. - Ya eres toda una mujer

    - Mamá... - le advierto y ella se encoje de hombros. Sin poder evitarlo la rodeo con mis brazos.

    - Pero es que... ¡Es tu cumpleaños! - bromea y estallo en carcajadas.

 

    - Gracias por recordarmelo - le vuelvo a sonreír.

     - ¿Estás contenta por tu fiesta? - pregunta entusiasmada.

    - No era necesario, pero la verdad, sí - confieso. Mi madre se había empeñado en hacerme una fiesta, ya que dice que 17 años no se cumplen todos los días... Cosas de mi madre. - ¿Y estás segura de que Lia y Luck no van a poder venir?

   - No creo, cielo - responde y la miro con tristeza. Mi madre los llamó para que vinieran a la fiesta pero por lo que parece no pueden viajar.

     -  Ahora vamos a bajar, que tu padre nos espera y ya sabes que no le gusta desayunar muy tarde

     - Lo sé, creeme - contesto antes de levantarme de la cama.

  

   

            

                    ***

       - ¿Y... que tal? - le pregunto a mi madre tras ponerme el vestido.

      - Estás... preciosa hija. Siempre lo estás

   Niego con la cabeza y me miro en el espejo. Aunque no me gusten mucho los vestidos, debo admitir que este es precioso. Es de color azul oscuro, sin mangas, solo con una tira en un hombro. También es ajustado por arriba y más suelto a partir de la cintura, tiene pequeños detalles de color plata y un broche plateado. Me llega cuatro dedos por arriba de la rodilla. Como he dicho, es precioso.

FRÍO COMO EL HIELODonde viven las historias. Descúbrelo ahora