E P Í LO G O

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¡Hola! ¡Cuanto tiempo sin esccribir por aquí! ¡No se hacen una idea de cuánto lo había extrañado! Seguramente ya habran borrado la historia de sus bibliotecas pero igualmente quería hacer esto... Llevaba un tiempo debatiendome entre hacerlo y no hacerlo y al final me he decidido. Solo espero que os guste esta manera en la que he decidido cerrar esta historia que tanto amo. Saludos a todos, os quiero.


Mike.

Hace unos años jamás pensé que iba a llegar hasta donde he llegado. Nunca imagine que podría llegar a alcanzar una felicidad semejante. Es increíble. Es increíble por todo lo que he pasado, pero gracias a todos los malos momentos, hoy soy lo que soy y tengo lo que tengo. Y me encanta, me encanta todo esto... Risas, buenos momentos, alegrías, felicidad, amor, sin preocupaciones, sin dolor, sin pasado... Es simplemente el paraíso, nada que ver a como era mi vida hace años. Claro que existen problemas pero siempre hay solución para ellos y eso me hace sentir tan bien. Todo esto para mí es nuevo y diferente, pero también es lo mejor que me ha ocurrido. Y la verdad es que ahora es cuando entiendo ese famoso dicho, "No se puede conocer la felicidad sin antes haber conocido la tristeza".

- ¿En qué tanto piensas? - me pregunta Logan con un tono divertido. Dejo de mirar por la ventanilla del coche y fijo mi mirada en él, quien se encuentra conduciendo.

- En como pueden cambiar las cosas - respondo mirándole, el me mira durante un segundo antes de volver a mirar hacia el frente.

- Mike, te mereces toda la felicidad del mundo, y mucho más - me responde mi mejor amigo de la infancia, lo que hace que le sonría enormemente.

- Y tú también, tío, y tú también.

En pocos minutos estaciona el vehículo en el gran aparcamiento y nos bajamos de él, dirigiéndonos hacia la casa de Nicole. Llamamos al timbre y nos abre la puerta mi suegra, con un gracioso delantal.

- ¡Ya estáis aquí! ¿Habéis traído las cosas que os pedí? - nos pregunta con una sonrisa encantadora. Se parece tanto a ella.

- Aquí las tienes - decimos al unísono y nos reímos, antes de entregarle las bolsas.

Nos adentramos a la casa y luego pasamos a la sala de estar, donde se encuentra Robert.

- Hola, Logan - saluda a mi amigo simpáticamente para después dirigirse a mí. - Mike.

- Hola señor - respondo al instante con tono serio.

- Cuantas veces tengo que decirte que dejes de llamarme a...

- Era una broma, Robert - suelto interrumpiéndolo y lanzo una carcajada, a lo que él se une a mi risa. Me mira con adoración y puedo sentir como algo florece dentro de mí, el gran cariño que poco a poco le he ido cogiendo a este gran hombre.

- Las chicas están en el patio - nos informa. Mi amigo y yo asentimos abandonando la sala y dirigiéndonos hacia allí a paso rápido.

Una vez que hemos salido al patio, una pequeña castaña de unos siete años, sale corriendo hacia nosotros.

- ¡Tío Mike! ¡Tío Mike! - exclama abrazandome por la cintura, debido a su altura, con fuerza. Mi corazón se detiene ante su emoción.

- ¿Pero esto qué es? - le reprime Logan con el ceño fruncido. - ¿Es que vas a darle la bienvenida a él antes que a mí?

- ¡Papi! - ahora le abraza a él, quien la carga en sus brazos. Ella lo mira moviendo sus pestañas con inocencia, una característica que comparte con su madre. - Es que el tío Mike sí me deja tener amigos, pero tú no.

- ¿Como es eso? - pregunta lanzándome una mirada acosadora y hasta asesina, se podría decir.

- ¿Qué pasa? La pobre me dijo que no dejabas que se relacionara con ningún chico de su clase, ella tiene derecho a tener amigos - me excuso encogiendome de hombros y guiñándole el ojo a la hermosa pequeña, quien suelta una risita feliz.

FRÍO COMO EL HIELODonde viven las historias. Descúbrelo ahora