Fictober 2021

24. Luna

Ya seee, ya sé. Hay varios días que faltan en medio.
Ustedes ya saben que cuando el mes va terminando esto se vuelve un desmadre, pero (casi)siempre se cumple con los días aunque sea tarde n.nU

Así que solo pedimos paciencia.

Solo diré... quedé roja después de escribir esto -///-

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"De cierta forma, tengo mi propio sol, la luna y las estrellas, y un mundo pequeño. Todo para mí" Henry David Thoreau.

Dany siempre había amado la luna. Desde que era muy pequeña, cuando solo podía verla al iniciar el anochecer, hasta su adolescencia, cuando la buscaba a través de la ventana siempre que podía, incluso si eso significaba sacrificar horas de sueño.

Nunca supo explicar a los demás su devoción por la luna, ni su mágico brillo plateado, ni la paz que le daba contemplarla. Así como a los artistas les faltan palabras para explicar su musa.

Así que simplemente la admira. No importa donde esté, no importa el sueño perdido. No importa, tampoco, en qué fase se halle la luna.

Incluso en las noches de luna nueva, levanta la cabeza al cielo y lanza una sonrisa, porque sabe que la luna está ahí, y que volverá en unas noches.

Entonces, cuando Akefia entra en su vida, naturalmente, es incapaz de evitar la forma en que su corazón se acelera al ver sus cabellos relucir como plata a la luz de la luna, como si estuvieran hechos para combinar.

Dany nunca tuvo oportunidad cuando él llegó. Estaba destinada a caer en sus encantos.

Akefia su propio pequeño universo hecho hombre.

Tenía el brillo de la luna en su cabello. La cálida caricia del sol en su piel. Tenía un poco del atardecer en sus ojos lilas. Y la seducción peligrosa de la noche en su voz.

Dany nunca tuvo ni una sola oportunidad de evitar enamorarse cuando lo conoció, sin importar lo que pensaran sus hermanos o su primo.

Y junto a Akefia, ella creó su propio pequeño mundo.

~∆~

Tu eres mi estrella
Mi única estrella
Me haces feliz

Si el cielo es gris

Siguiendo el canto melódico que era la voz de su esposa, Akefia caminó hasta su habitación, las luces en general estaban apagadas, dejando solo un toque de luz pálida proveniente de la ventana, donde se veía la luna a la mitad.

Dany estaba recostada en la cama, entre un montón de almohadas, peluches y cobertores que él insistía que ella tuviera a la mano para que estuviera lo más cómoda posible todo el tiempo.
Al lado de la joven mujer pelinegra, acunada en un brazo y envuelta en una manta muy afelpada con diseño de tigre blanco, una pequeña bebé de piel morena y cortos cabellos platinados se estaba quedando dormida a la voz de su madre.

Akefia esperó hasta que su mujer se cercioró de que la bebé de seis meses se había quedado dormida para acercarse y besar su largo cabello negro, como una noche sin luna.

— ¿Cómo ha estado nuestro lucero hoy? —murmuró en voz baja, no queriendo despertar a la bebé, aunque cuando una parte de él quería ver sus ojos.

—Bien... un poco inquieta para dormir, pero finalmente lo conseguí —susurró de vuelta la joven madre.

Akefia sonrió, inclinando la cabeza para besar la mejilla de su pareja — ¿Y ma princess?

La azabache sonrió del mismo modo —extrañándote, my king.

El peliplata buscó sus labios después de esas tiernas palabras —yo también las extrañé —murmuró contra sus labios —ustedes son mi mundo entero.

Con una sonrisa enamorada, Dany frotó su nariz con la de Akefia, sintiéndose incluso más enamorada que ayer, pero seguramente menos que mañana.

—Te amo.