Visceral

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La luz de la tarde que ingresaba por la ventana cayó diagonal sobre la cama victoriana de cuatro poste

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La luz de la tarde que ingresaba por la ventana cayó diagonal sobre la cama victoriana de cuatro poste. La habitación tenía un aire de un príncipe caprichoso con las sábanas azules y las cortinas de la cama translúcidas. Shinso se hallaba dormido con sus piernas dobladas y sus brazos formando una almohada en su cabeza;su cabello violeta caía sobre sus hombros parecía un joven que nunca podría dañar a una mosca a la vez su piel pálida era peligrosa.

La bata de seda azul que usaba se arrugaba hasta llegar a sus muslos y se abría excitante entre sus piernas largas. La botella de cabenert se hallaba medio vacía a lado del rey y hace horas el aroma a cigarrillo de opio se había consumido. El efecto hipnótico de la droga hizo dormir a Shinso por un rato, sin embargo, sus sueños eran aterradores. ¿Cómo se vive después de ser devorado por tantas clases del mal? ¿Cómo parar el resentimiento metido como una astilla en tu corazón? ¿Cómo se puede tener ganas de hacer el amor y la guerra al mismo tiempo?

Shinso tenía muchos sentimientos con que lidear, no obstante, eligió por voluntad propia el abatir esos sentimientos como la mayoría de los villanos de cuentos hace: desquitandose con los demás para sentirse mejor.

El chico se removió en su cama, la luz amarilla molestaba a sus párpados cerrados, el ruido de los gritos de los guardias-capataces ordenando a los internos trabajar en podar el campo de uvas era fastidioso y los internos quejándose del sol como siempre era una discusión de todos los días. El pequeño mundo que era el reformatorio estaba lleno de cretinos que no lo dejaban dormir y calmar su mente y lo peor era que el efecto del opio ya había pasado.

Una vez más intentó conciliar el sueño.

Un jodido toquido en la puerta lo impidió.

"Toc, Toc, Toc, Toc, Toc"

Shinso lo ignoró.

"Toc, Toc, Toc, Toc, Toc"

El ruido insistió.

Su mirada violeta se abrió como el de una serpiente. El sonido leve contra la madera fue ensordecedor a su punto de vista. El príncipe desheredado, como lo llamaban las malas lenguas en los círculos aristocratas, se levantó y fue a la puerta de mala gana.

—¡Maldita sea! —dijo con un tono caprichoso por tener que levantarse y abrir algo que Monoma hacía por él. —¡¿Quién diablos es?!

—¡Mi rey! —exclamó Sero Hanta frente a él que vestía el overol de trabajo, sus ojos negros parecían desesperados, de inmediato se arrodilló y tocó la orilla de su bata como suplica. —¡Por favor no me ignoré! ¡Necesito su ayuda! ¡¡Quiero llevar a un chico a mi cama!!

Shinso suspiró, cuantas veces había visto esa misma escena, chicos patéticos pidiendole favores como el cambiar de amo, mandar a golpear a alguien o pedir pasar una noche con algunos de sus criados que prostituía.

ᴜᴠᴀs ᴀɢʀɪᴀsWhere stories live. Discover now