XVI

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Que haces? — Sísifo hablo después de un breve momento, se había acercado a su compañero pero, a diferencia de las otras veces, este ni se había percatado de su presencia —

Ah...cuando llegaste? — frunció el ceño y miro con auténtica curiosidad al sagitario —

Ahora, eso me preocupa — arrugo el ceño. Era muy raro encontrar a ElCid con la guaría baja, eso era casi imposible algo realmente importante debería estar ocupando su mente — todo bien? —

...Sí — asintió con simpleza suavizando su expresión — sabes, ahora en esta época, pienso que me hubiese gustado vivir un poco más — agrego aun sumergido en su contemplación —

Oh...— el castaño entendió a lo que su amigo se refería. Solo les restaban unas horas más, antes de volver a ser parte del alma de los dorados de esa generación — no fue nuestro destino vivir en un época como está, pero la que vivimos también...estuvo bien — pensó un poco en su manera de vida allá en el siglo XVIII — no fue la mejor pero ahí nos conocimos, no? — Sonrió ampliamente, pues a pesar de las ventajas que tenía los dorados actuales y la paz que ahora disfrutaban, jamás cambiaría su amistad y lo que pasó con sus compañeros y ElCid, por vivir en este tiempo —

Supongo — asintió volviendo a su semblante calmo, contemplando el santuario desde su templo una vez más —

... — Sísifo observo lo amplio, tranquilo y silencioso del amanecer. Entendía porque su amigo había despertado a contemplar la salida del sol, pues él mismo había hecho eso porque sabía que sería la última vez que lo haría —

En silencio ambos dorados observaron el renacer del astro rey.

***M***

Milo — Camus paseo su mirada en el desorden que era la sala de estar de escorpio — pero que...?— sus ojos azules se oscurecieron y su cosmos sufrió un leve cambio así como su expresión imperturbable, antes de girarse e irse por el mismo camino que le había llevado a visitar a su amigo —

Había ido con toda la intención de pasar el día con Milo, y alejarlo de Degel en lo que se hacía la hora para que desparecieran de sus vidas de una vez por todas pero lo que se encontró, no era algo que esperaba, en medio de la sala entre edredones y almohadas a Degel dormido abrazado por Milo y Kardia que, parecían unos niños que si disputaban un juguete muy querido, de igual manera se encontraban dormidos.

Cuidado — Albafica apenas pudo esquivar al molesto acuario que ignorándolo entro al templo de los peces — y a este que le pasa? — arrugo el ceño —

Y porque yo debo pagar las consecuencias? — la voz del cuarto guardián se escuchó a través de las paredes — pero Dite, es muy temprano y hace frío — se quejó con voz lastimera — y a mi qué? Eso le paso por Tsundere — la temperatura bajo unos grados — ya entendí mejor me voy — gruño — eso me pasa por... —

Buenos días — el peli celeste de la generación anterior saludo al mal humorado cáncer actual —

Que tiene de buenos — gruño antes de seguir mascullando quien sabe que tantas cosas hasta perderse de vista —

Y ahora? — el ex piscis no entendía que pasaba con los actuales guardianes dorados, solo una cosa sabía que a todos les faltaba al menos un tornillo —

***M***

Fue bueno, me gusto la experiencia — Atla sonrió ampliamente —

A mí también — acepto el pequeño león — a pesar de todo... —

Son cosas distintas pero agradables — se encogió de hombros — me agrado convivir contigo, al igual que con los demás caballeros dorados, ya que en nuestra vida anterior a penas y pude cruzar palabra con alguno de ustedes — expreso con sinceridad el aprendiz —

De Generación en Generación (Saint Seiya)Where stories live. Discover now