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Podía sentir los nervios de Malik. Por favor, casi creía haberlo sentido temblar. Aún así se mantuvo en silencio, pues bromear en ese momento no era lo mejor. En su lugar siguió caminando por las calles de aquella pintoresca ciudad. Era fácil notar porque el rubio la había elegido como primera parada del mes. Eran equipo Halloween definitivamente y de cierto modo se podía sentir la magia animada por el entusiasmo. Un buen lugar para estar sin lugar a dudas.

—Un dólar por tus pensamientos— dijo para llenar un poco el silencio. No es que fuera incómodo. Es solo que le gustaba la voz de Malik. Era molodiosa y encantadora. Tenía el tipo de voz que generaba calma y simpatía.

—Mejor un caramelo— la sonrisa que le dedicó, le recordó a Jack por qué puso sus ojos en Malik hace tantas décadas atrás. Era una sonrisa preciosa.

Demonios. Ahí iba poniendose todo cursi de nuevo. Culpaba a ese rubio, lo culpaba totalmente. Eso no evitó que devolviera la sonrisa y los guiara hacia un conjunto de bancas que descansaban bajo un frondoso árbol cuyas hojas parecían estar prendidas en llamas por los intensos colores. Lo único que le molestó de sentarse en una de esas bancas, fue que Malik soltó su brazo. En cambio unió las manos sobre sus regazo en un gesto demasiado tímido.

Era como haber retrocedido hasta aquellos primeros días luego de haberlo convertido en su sucesor.

—Entonces...— empezó el rubio— ¿De verdad te condenaron en vagar sobre la tierra por haber molestado al diablo?

—Tal vez— sonrió enigmático ganándose un ceño fruncido. Ah, estaba jodido si hasta esa expresión irritada le resultaba tan encantadora.

—Jack.

— Está bien, te diré. En realidad no fue exactamente como en la historia de Kip. Se nota que esa era algo más parecido a una historia infantil. La realidad es que no fuí un buen hombre, Malik.

—¿Eh?— grandes ojos azules lo veían con sorpresa.

— Era lo que tú consideraría como un vividor. Maleante o sinvergüenza. Solía robar, engañar y estafar a las personas. Incluso a las más listas.  Y puede que también me saliera con la mía jugando bromas pesadas, en especial el día de Samhain. El día que hoy se conoce como Halloween— se encogió de hombros— Fue uno de esos días que me topé con Lucy. Imagínate, mi fama me precedía tanto que incluso el diablo se sintió preocupado de que fuera más malvado y sin vergüenza que él.

—Dios, tú...— el rubio negó sorprendido y giró un poco en sus asiento con la curiosidad destellando en sus rasgos. —Continua.

—Entonces Lucy quería saber si era verdad todo el asunto de mi degradante fama. Tenía la esperanza de arrastrarme al infierno de ser el caso y condenar a mí alma al castigo eterno y bla bla bla. En fin, esa noche me lo topé en un camino oscuro, estaba borracho como la mierda pero aún con todo cuando me topé con él, supe quién debía ser aquel extraño desconocido.

—¿Y cómo lo supiste?

—Se me pusieron todos los vellos de punta y además tenía está sensación de cautela, como si algo me dijera que debía tener cuidado. Era un sentimiento viceral, de miedo y supervivencia. Además había escuchado historias de viajeros que se habían topado con él antes. Un ser oscuro, con ojos extraños que parecían cambiar de color y una belleza abrumadora. Déjame decir que eso era verdad, el bastardo era hermoso, pero...—se encogió de  hombros— su belleza no era tan irresistible cuando en el fondo sabía cuál podía ser la razón de aparecerse frente a mi. Quería mi alma.

Malik se arrastró un poco más cerca. Ahora parecía realmente absorto en el relato y Jack solo quería pasarle una mano por ese espeso cabello rubio...se contuvo por poco.

¿Dulce, truco...o Jack?Where stories live. Discover now