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Algunas semanas después…

Se rió internamente al ver a Malik corriendo por ahí usando el disfraz más cutre que podía existir. Una sábana blanca. Un fantasma. Lo único que lo hacía resaltar era la corona de juguete en su cabeza. El bullicio en las calles no era poco. Niños y adolescentes iban de casa en casa en busca de golosinas o por el simple placer de jugar bromas. Habían estado en muchos lugares, desde que el día empezó y aún les quedaban unos cuantos más por visitar. En otros continentes también.

En aquel momento se encontraban en aquella ciudad pintoresca  de Dakota del Norte que tanto le había gustado a Malik. Después de todo tenían una visita especial que hacer. Malik volvió sobre sus pasos y se acercó a él levantando la sábana por sobre su cabeza dejando a la vista su hermosa sonrisa. Jack no pudo evitarlo, se acercó para poder saborear esa tentadora boca. El rubio hizo lo suyo apretando el frente de su abrigo, como si no quisiera dejarlo ir. Una suerte para él que Jack no estuviera interesado en ir a ningún lado.

—Entonces— murmuró aún picoteando su boca. — ¿Iremos a ver al mocoso?

—Sí, solo un segundo más.

Una de las cosas más especiales de besar a Malik, era lo mucho que el joven lo disfrutaba. Y hacia todos estos sonidos sexis que tenían a Jack pensando cosas indecentes. Lo que no era buena idea porque aún faltaba mucho para volver a casa. Ja, pero cuando todo el ajetreo del Halloween acabará, se encargaría de conseguir que ninguno de los dos abandonara la casa en un tiempo.

—Jack.

—¿sí?

—Deja de sonreír de esa manera. Sé en lo que estás pensando y no sucedera. No podemos encerrarnos en casa por tanto tiempo.

—¿Quieres apostar?

El rubio se puso rojo, volvió a bajar la sábana sobre su rostro y salió prácticamente corriendo. Otra de las cosas que le había gustado sobre Malik, era lo penoso que podía llegar a ser. Después de décadas siendo un ser prácticamente inmortal, seguía sonrojándose como ninguno. Obviamente Jack lo aprovechaba hasta en la más mínima oportunidad.

Lo siguió a paso más lento. Sin perderlo de vista, porque ese fantasma era demasiado preciado para él. No les tomó mucho tiempo hasta llegar a un vecindario en el que al parecer se habían tomado demasiado en serio la idea de decorar para el Halloween. Las casas parecían más como exposiciones para un concurso que simples decoraciones. Incluso en algunos jardines delanteros podían observarse muñecos que se movían. Esqueletos que salian de sus tumbas entre risas. Fantasmas y búhos que ululaban. Una bruja lanzando hechizos...y muchas cosas más. Debía darles crédito por esmerarse tanto.

A mitad del vecindario se toparon con el niño al que habían ido a buscar y para sorpresa de Jack, el chiquillo estaba usando un atuendo muy parecido al suyo. Excepto porque su abrigo no era color vino, sino azul claro y cargaba un sombrero de copa y un collar en forma de araña con falsas patas peludas y todo.

—¡Jack!—Kip echó a correr en su dirección en cuanto lo vio —¿Qué haces aquí? —Parecía extasiado con su presencia. —¿Y Malik?

—Aquí— el aludido se acercó a ellos levantando de nuevo la sábana —Hola de nuevo, Kip.

—¡Hola! Es tan genial que estén aquí. Creí que no volvería a verlos.

—En realidad no deberíamos— comento el mayor guardando las manos en los bolsillos. —Pero resulta que alguien olvidó su máscara y debíamos devolverla— y luego encogiéndose de hombros...—además quería saber si todo iba bien en casa.

Fingió no ver la sonrisa enternecida que recibió a cambio de Malik. No es que le gustaran los niños. A pesar de que en la actualidad el Halloween era una festividad que la población infantil disfrutaba mucho, Jack no era demasiado entusiasta con ellos. Una buena razón para nunca haber sido padre. Sin embargo sabía lo que se sentía que de niño, alguien que debía cuidarte, te culpara y te maltratada a causa de cosas que ni siquiera eran cosa tuya.

¿Dulce, truco...o Jack?Where stories live. Discover now