Yo nunca, nunca...

10 2 8
                                    

Capitulo II


No hizo falta que se explicasen las reglas más de una vez, los adolescentes se sentaron en círculo, las chicas se miraban con recelo, era tanta la tensión que los tipos se vieron obligados a arrumarse en una parte del círculo, con la finalidad de que si una de las muchachas decidía (por algún motivo) lanzarle la botella a otra, ellos no se viesen afectados en un primer plano.

—Comienzo yo —sonrió Stephany—. Yo nunca, nunca... me he copiado en un examen.

—¡Ay, por favor! —exclamó uno de los muchachos.

—Ya saben las reglas —canturreó la morena.

Todos bebieron del líquido que se encontraba repartido entre sus vasos de colores, bueno, todos excepto Stephany.

Más de uno arrugó la cara mientras otro tosía... por no decir que el mismo chico que había retado a Peter minutos antes dejó salir una arcada, que, por poco, pasaba a mayores.

—Sigues tú. —le dijo Stephany a la chica que estaba a su derecha, quien era nada más y nada menos que Vanessa Cooper.

La chica se encogió en su lugar y trató de ocultar su rostro entre su cabello— prefiero pasar. —dijo casi en un murmuro.

—Bien —espetó la morena, ganándose malas miradas por parte de los demás presentes—. Siguiente.

—Yo nunca, nunca me he besado con un chico.

—¿Bárbara, es en serio? —le preguntó un muchacho mientras levantaba el vaso para darle un trago a su bebida.

—Absolutamente. —respondió la chica mientras observaba con entusiasmo como la mayoría bebía.

—¡Voy yo! —exclamó alegre Emily.

—Amiga, apenas llevas dos tragos —se burló Erick al ver la emoción de la castaña.

—Yo nunca, nunca... —esperó unos pequeños segundos antes de hablar—... he puesto en duda la fidelidad de mi mejor amiga.

Hally y Emily se encontraban viéndose fijamente, la rubia levantó lentamente su vaso y bebió de él, como si estuviese desafiando a la castaña con la mirada.

—Supongo que voy yo —dijo el mismo chico que había cuestionado a Bárbara—. Yo nunca, nunca... —pero se detuvo mientras pasaba la vista por los presentes, buscando a alguna victima en especial, sus ojos terminaron en Peter, quien lo veía impaciente—... me he enamorado de Hally.

Erick, quien había estado pasando desapercibido todo el rato sufrió una especie de baja de tensión, sintió como el alma se le iba hasta los pies y un mareó repentino le invadió. Peter bebió tranquilamente de su vaso, dejando que su rostro se arrugase por el fuerte sabor, pero el siguiente muchacho no habló, estaba igual de expectante que el resto de los presentes... esperaban por Erick.

El pelinegro sabía lo que debía hacer, como si fuese una especie de efecto en cámara lenta, levantó su vaso y bebió de él. Peter borró su sonrisa y la reemplazó por una expresión de sorpresa, al igual que Hally, y al igual que todos los demás, ciertamente era algo que jamás creyeron alcanzarían a ver.

—Yo... —dijo otro—... nunca, nunca... me he escapado de casa.

Algunos bebieron, pero la verdad que estaban muy ocupados pasándose la mirada entre ellos, sabían que las aguas se estaban poniendo turbias y en cualquier momento podrían ponerse... difíciles.

—Yo nunca, nunca me he llamado Peter —soltó Erick.

Peter no daba crédito a lo que escuchaba, sin embargo, bebió, pero no hubo terminado cuando otra voz se alzó.

Un crush pero sin el candyWhere stories live. Discover now