Reposo

7 2 0
                                    

Capítulo III


Los días habían pasado y Erick se encontraba guardando reposo en su casa mientras observaba la ventana de su habitación, los agujeros ya no estaban. No supo cuando exactamente su padre reemplazó los cristales rotos, pero al llegar del hospital todo parecía estar en orden.

La puerta de su habitación se abrió de golpe, mostrando a su padre quien cargaba una bandeja de alimentos.

—¿Soy yo o tu madre se ha lucido más con las comidas últimamente? —preguntó el señor mientras dejaba la bandeja en una mesa de noche.

—¿En serio? —preguntó Erick tratando de hacerse el desentendido—, ¿crees que el accidente haya tenido que ver?

—No estoy seguro... —continuó el señor siguiéndole la jugarreta a su hijo—... pero de ser así, deberías de jugar a batallas campales más seguido.

Erick soltó una risa la cual tuvo que ser rápidamente reprimida debido a la punzada de dolor que se produjo en el área de su herida y operación; dejando que una mueca de dolor se mostrase en el rostro del pelinegro.

El señor Williams supuso lo que había pasado, así que prefirió no hacer reír a su hijo de nuevo (o por lo menos esperar a que estuviese en mejores condiciones).

—No sabía que te reirías con algo tan tonto, lo lamento. —se disculpó el hombre.

Erick negó en respuesta— no pasa nada, supongo que el dolor ocasional es parte de la recuperación. —recalcó entre dientes mientras se reacomodaba en su lugar.

—Parece que sí —concordó el señor Williams—, y hablando de recuperaciones —comentó—, ¿cómo sigue tu amigo Peter?

—Mejor que yo, puede hacer más cosas —aclaró—. Aparte, su madre al verle enfermo recuperó algunas de sus memorias, especialmente de esas cuando el rubio se enfermaba de pequeño. —sonrió.

El señor Williams asintió, indicando que estaba complacido con la respuesta. En breve, Erick comenzó a comer, agradeciendo la compañía de su padre.

Un crush pero sin el candyWhere stories live. Discover now