Prólogo

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Erick veía a Hally desde la distancia, sus manos sudaban y cuando pensaba que ya tenía el control sobre los latidos de su corazón este le traicionaba acelerando sus movimientos como si fuera un automóvil corriendo en la pista de carreras más alocada de todos los tiempos. Si, así estaba Erick.

Por el contrario, Hally, estaba tranquila decorando su vieja libreta con miles de calcomanías, el mundo parecía girar de diferente forma a su alrededor. La rubia, al sentir una mirada posada sobre ella levantó la cabeza y sonrió.

Erick pareció recuperar el control de su cuerpo, respiró hondo. ¡Había esperado demasiado tiempo para decirle sus sentimientos! Decidido dio un paso al frente... sin embargo, algo (más bien alguien) pasó rápidamente a su lado mientras dejaba una estela helada detrás de él.

—¡Hally! —exclamó alegre aquel otro chico que pasó a su lado sin siquiera mirarle... se trataba de Peter, su amigo.

—¡Peter! —saludó en respuesta la rubia.

Entonces Erick pareció enojarse consigo mismo «no me sonreía a mí, que estúpido», se reprendió mentalmente.

Erick avanzó rápidamente, cuando estuvo a un par de metros de los otros dos pudo escuchar aquellas palabras que le hicieron temblar en su lugar.

—... tú también me gustas —murmuró Hally. Erick observó como el amor parecía brotar alrededor de los otros dos... vibrante y cálido, completamente diferente a la estela helada que había sentido un minuto atrás—, y sí, me gustaría ser tu novia.

Erick sintió que los colores del mundo se volvieron más opacos, que la tierra se estremecía junto con sus emociones, sentía como el amor giraba en torno a sus dos amigos; Hally también notaba como el aura de romanticismo crecía en el lugar, sin embargo, ella sentía los colores más vibrantes y como si la tierra la envolviese en un dulce abrazo.

—¡El amor está en el aire! —saltó una voz emocionada a un lado de Erick, Emily... su mejor amiga sonreía como si hubiese ganado la lotería.

—Basta, Emily. —dijo Hally tratando de cubrir su sonrojo con la libreta a medio decorar.

Emily sonrió; giró en cuanto hubo sentido como alguien se movía a su lado, dejando un espacio libre. Erick había huido de la escena del crimen, con lo que quedaba de su corazón.

La de cabellos castaños corrió tras su amigo, preocupada por su reacción repentina, la carrera se detuvo abruptamente cuando Emily escuchó un portazo; lentamente avanzó hasta detenerse enfrente de una puerta de la cual provenían sollozos.

Con calma, procedió a adentrarse en el lugar, la madera rechinó y Erick levantó la mirada rápidamente encontrándose con los ojos cafés de la más baja; en cuanto su cerebro le hizo entender que se trataba de su amiga, volvió a bajar la mirada y sus sollozos continuaron.

—M-me... y-yo —el chico tomaba aire entre cada palabra en un intento desesperado por hablar fluidamente—... m-me tardé... n-no debí esperar tanto.

—Tranquilo —Emily se acercó al lugar en donde estaba su «amigo» largando un suspiro, por un momento lo único que se escucharon fueron los pasos de la castaña y la respiración entrecortada del pelinegro—. Ya sé que duele... —susurró mientras tomaba asiento frente al chico... su mejor amigo—... ya pasará.

Erick lloró en silencio, agradecido de la compañía silenciosa de Emily. Pronto, por la mente del muchacho, surcaron sin permiso las siguientes palabras «ojalá se fijara en mi», mientras los recuerdos que compartía con la rubia pasaban frente a sus ojos.

Emily pensó igual «ojalá se fijara en mi», mientras veía al chico que tenía en frente llorar por la que conocía como su mejor amiga.

Un crush pero sin el candyWhere stories live. Discover now