XXXIX

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Buenas florecillas! Votasteis que preferíais capítulo doble hoy en lugar de subirlo el sábado.... pues aquí lo tenéis!

Alexander no parecía marcharse de la puerta de mi habitación y continué estática sin reaccionar hasta que me dirigí hacia el baño y cerré la puerta no sabiendo a ciencia cierta si él seguiría esperando o no, aunque algo me decía que continuaba allí

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Alexander no parecía marcharse de la puerta de mi habitación y continué estática sin reaccionar hasta que me dirigí hacia el baño y cerré la puerta no sabiendo a ciencia cierta si él seguiría esperando o no, aunque algo me decía que continuaba allí.

¿Porqué se había acelerado mi pulso?, ¿Porqué sentía una opresión en mi pecho continuada?, ¿Porqué sentía que me faltaba la respiración? Quizá y solo quizá eran mis ganas porque aquello de algún modo funcionara, pero en realidad la simple y llana razón era que Alexander me quería en su cama, nada más. No le importaba si trasladaba mis cosas o no, de hecho le daba igual y lo dejaba a mi elección, él solo quería compartir la noche conmigo y no en el sentido más romántico de la palabra, sino el de la lujuria que lo cegaba.

Seamos realistas. Esto no significa nada. No cambia nada y desde luego no implica nada.

Aunque era un acercamiento más a él.

Había traído la cena, habíamos compartido una agradable comida en la mesa llena de risas y conversación amena, algo que nunca había sucedido en aquella casa, pero si durante nuestra estancia en el barco. Ahora quería compartir su cama... era evidente que las cosas sí habían cambiado aunque solo fueran momentáneas.

Me cepillé los dientes mientras pensaba en todo aquello y cuando acabé me miré al espejo decidida.

No necesitaba cambiarme puesto que estaba en camisón así que salí y vi como él sonreía cruzado de brazos mientras permanecía apoyado en el marco de la puerta.

—¿Pensabas que iba a fugarme? —pregunté incrédula.

Alexander no era del tipo que hacia esas cosas, eran de los que esperaba en la cama a que las mujeres se lanzaran sobre él, ¿Por qué me esperaba en mi puerta si estaba tan seguro de que iría?

—No te dejaría ir muy lejos —contestó acercándose lentamente para colocar sus manos en mis caderas—, al menos no hasta que obtengamos lo que queremos —añadió en un tono de voz más bajo mientras acortaba la distancia y me robaba un beso.

No me había preguntado porque había decidido cambiar de opinión en cuanto a besarle se tratara, pero parecía especialmente atraído por la idea de saborear mis labios constantemente y era algo que no pensaba objetar por el momento.

—¿Entonces no tendrás ningún problema en que me vaya cuando esté esperando a nuestro hijo? —pregunté siguiendo aquella conversación para saber que idea tenía él al respecto.

—Un acuerdo es un acuerdo —se encogió de hombros—. Tengo varios proyectos en la ciudad muy interesantes que se pueden ajustar a tu gusto, podrás elegir el apartamento que quieras y será para ti, serás libre en todos los sentidos.

La Esencia de AzharDonde viven las historias. Descúbrelo ahora