LIBRO 1 DE LA SAGA DESTINADOS:
Ser estudiante universitario no es fácil y menos cuando la carrera que escogiste es medicina.
Esta historia, mi historia, surgió con la existencia de una simple regla que me sugirieron seguir al pie de la letra si no...
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XXVIII
ETHAN:
Fueron cinco días sumidos en la angustia constante. Los cincos peores días de mi vida.
Ese fue el tiempo que había transcurrido desde que mi princesa había sido rescatada del incendio.
Si Jane me hubiese escuchado, diría que ya me estaba poniendo dramático, exagerado y cursi.
Es que la amo demasiado; y no verla consciente y alerta, me hace sentir culpable.
Mi mente en esos momentos era un cúmulo de lamentos.
"Quizás, si hubiese llegado antes no estaría en esta situación"
"Quizás, si hubiese ido por ella hubiera evitado todo esto."
Nada puedo hacer ahora más que esperar por el milagro. De nada me sirve reprochar y lamentarme por lo que pude o no hacer.
El panorama de estos días no fue alentador en absoluto.
Tanto ella como Sofía habían estado en UTI por dos días y después se las traslado a habitaciones en la planta de internación.
Hasta donde sabía, Sofía no volvería a caminar lo que me resultaba muy lamentable siendo ella tan joven.
A diferencia de Jane, ella despertó al segundo día. Estaba desorientada lo que era de esperarse para alguien que estuvo en su situación. Con calma el jefe de UTI y otros médicos le informaron de su estado.
—Sofía, sabes que estas en UTI ¿verdad? — el jefe de departamento intentó ubicarla en tiempo y espacio.
Asintió. —¿Qué me pasó?
—Tuviste una lesión por arma blanca en la espalda a la altura de L2 y L3 que comprometió severamente al ganglio dorsal y a la arteria aorta. Por desgracia y a pesar de los esfuerzos que se realizaron en la cirugía, parte de la médula espinal y del nervio espinal se dañaron, así que, lamento informarte que es muy probable que no vuelvas a caminar. Aún así, intentaremos llevar adelante terapias y tratamientos para que tu calidad de vida sea óptima.
Cuando pudo procesar lo que le había ocurrido, Sofía empezó a llorar y sus padres que estaban con ella la consolaban.
Sería muy cruel de mi parte si digiera que esta situación se la deseo a alguien. Ni siquiera ella se lo merece, por más daño que haya hecho.
Esperé a que sus padres se fueran a la cafetería para hablar con ella a solas.
Quería entender que había sucedido para que, tanto ella como el amor de mi vida, terminarán en esa situación.
—Te burlarás de mí ahora— pasó su mano por sus mejillas que estaban llenas de lágrimas escurridas.
—Eso jamás—me senté en el borde de su cama y tomé su mano. — Lo siento de verdad Sofí.
