LIBRO 1 DE LA SAGA DESTINADOS:
Ser estudiante universitario no es fácil y menos cuando la carrera que escogiste es medicina.
Esta historia, mi historia, surgió con la existencia de una simple regla que me sugirieron seguir al pie de la letra si no...
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Ya pasaron dos semanas desde que regresé a casa, mi caluroso hogar.
En Los Ángeles, casi todo el año había excelentes temperaturas, pero, en el verano, el calor era extremo.
Posterior a la graduación de Ethan y a la trágica muerte de Sofía y Jessica, opté por acompañar a mi novio al velorio. Fuimos por respeto hacia su familia. Aunque no compartíamos vínculos agradables con aquellas personas, aun así, se merecían respeto.
Tras el entierro, abandonamos Yale para disfrutar de unas merecidas vacaciones.
Hicimos incontables actividades. La pregunta correcta sería ¿qué es lo que no se hizo durante esos días?:
Fuimos a la playa y a las fiestas de verano con April y Nathan.
Ethan venía a la piscina de mi casa todos los días.
Dormimos juntos.
Vimos Netflix en la cama e hicimos otras cosas que no sean prestar atención a la película. Ya saben a lo que me refiero.
Nos otorgábamos todo el placer mientras hacíamos el amor.
Sin embargo, a pesar de todas las vivencias compartidas, algo en mi interior seguía corrompiéndome.
No podía alejar de mi cabeza a todas aquellas ideas paranoicas y miedosas en lo que respecta a mi relación con él.
Sentía que lo nuestro era inestable, etéreo y profundo, que podía romperse en mil pedazos y claro que no quería eso.
Tenia muchas inseguridades y algo que me preocupaba bastante era la fidelidad de Ethan. No obstante, me hice una promesa a mi misma: no lo dejaría ir y estaría para él.
En pocos meses de relación, me ha demostrado mucho más de lo que esperaría por cualquier persona.
No caigo en la cuenta de cuántas veces Ethan se sacrificó por mi bienestar. Y eso que solo estoy contando todo lo que he descubierto de sus hazañas de conquista. Pero, doy por sentado que esas no fueron las únicas y que desconozco de otras tantas.
Me pregunto: ¿Qué habrá sido de él mientras yo no estuve en su vida? ¿Cómo vivió durante todos esos años que no era capaz de darme cuenta que contaba con su atención? ¿Cómo pudo limitarse a admirarme desde la distancia y a manipular el destino para que termináramos en el mismo camino?
Mi ojito esmeralda, algún día deberás contarme como te enamoraste de mí.
—Jane... — la voz de mi madre me sacó de mi trance. —¿qué te pasa, cielo?
Nos encontrábamos almorzando junto con Ethan, aunque, en ese momento, yo miraba mi comida con un semblante triste.
Al levantar mi mirada, me encontré con la vista preocupada de mis padres y de Ethan.
