Capítulo 61

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Adrien estaba en su limusina, arreglando por décima vez la corbata de su traje. Decir que estaba nervioso sería quedarse corto. Estaba extremadamente preocupado, y eso se debía a la chica que sería su acompañante en el evento al que iba a asistir.

—¿Por qué luces tan tenso, rubio? ¿Te molesta tanto que yo sea tu acompañante en lugar de la hija mimada del alcalde? —expresó Clara, quien se encontraba sentaba a su lado.

—No es eso... —se defendió—. Es solo que no creo que encajes en ese lugar. La mayoría de las personas son bastante altaneras y superficiales. De cierta forma se parecen bastante a Chloe, y no te llevas bien con ella. Por eso de verdad me asombró que vinieras conmigo.

—Hm, tienes razón, no me llevo muy bien con ella, pero es su culpa. He intentado ser su amiga pero no me hace caso. Incluso la invité a una pijamada, pero rechazó la invitación.

—¿De verdad? —cuestionó sin creerlo.

—¡Por supuesto que sí, rubio! ¡Yo nunca miento sin una buena razón!

—¿Entonces, si tuvieras una buena razón para mentirme, lo harías?

—¡Lo haría sin dudar! —confirmó ella con energía, apretando su puño derecho mientras lo alzaba, demostrando su convicción.

Antes de que Adrien pudiera decidir si eso era algo bueno o malo, la limusina se detuvo. Ya habían llegado a su destino. Adrien fue el primero en bajar, y le ofreció su mano para que Clara la tomara como apoyo para bajar. Sonriendo a las cámaras de los reporteros y paparazzi, Clara tomó del brazo a Adrien para luego encaminarse al interior del edificio.

El interior del edificio estaba bellamente decorado con todo tipo de extravagancias y lujos, cosa que a Clara le parecía excesivo.

Solo el costo de la alfombra que estaba pisando era suficiente para comprar un apartamento medianamente decente. Era simplemente absurdo. Un despilfarro de dinero que se podría usar para comprar comidas deliciosas.

Y las personas que los rodeaban eran... Clara no estaba segura de cómo describirlas.

Eran una extraña mezcla entre la altivez y egoísmo de Chloe junto con el porte y carácter de Gabriel.

¿Todos los de la alta sociedad eran así? De ser ese el caso, Clara estaba más que contenta de no volver a verlos después de hoy.

Los hombres mayores saludaron cortésmente a Adrien mientras intercambiaban un par de palabras, sin siquiera darse el lujo de mirarla a los ojos, haciéndola preguntarse si debería arrancarle los ojos a esas personas y reemplazarlos con prótesis mecánicas. Si el problema era que no la veían, le era muy sencillo darles ojos biónicos totalmente funcionales.

... Bromas aparte...

Junto a esos "importantes hombres de negocios", como Clara los denominó, siempre había una mujer colgando de su brazo. Algunas que podrían ser sus esposas, y otras que eran con seguridad sus hijas. Pero todas y cada una tenía una sonrisa falsa en sus rostros.

Las peores con las que Clara se encontró fueron aquellas hijas que miraron a Adrien como si fuera un tesoro invaluable que tenían que obtener a toda costa, y a ella como nada más que basura solo por estar acompañándolo.

Siempre volvían con ellos después de haberse separado de sus padres, esperando entablar alguna relación con Adrien, solo para ser despachadas por Clara después de que ella las mirase con hostilidad.

Clara se enorgulleció de conservar su mirada aterradora aún cuando su apariencia era la de toda una dama de clase alta.

Estaba usando un elegante vestido morado sacado directamente de la colección personal de Gabriel, uno que jamás había visto la luz del día y se mantenía en su estudio, lejos de la pasarela. Nathalie le dijo que podía quedarse con el vestido como compensación, pero, ¿de qué compensación hablaba? Clara no lo sabía, pero de todas formas aceptó el vestido gratis.

¡Reencarnada En Miraculous Ladybug! [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora