𝚄𝚗𝚊 𝚟𝚒𝚍𝚊 𝚓𝚞𝚗𝚝𝚘 𝚊 𝚝𝚒

𝚄𝚗𝚊 𝚗𝚘𝚌𝚑𝚎 𝚙𝚊𝚛𝚊 𝚕𝚘𝚜 𝚍𝚘𝚜

En camino hacia donde fue Nami, estubieron hablando de lo que habia en esa isla.

   — Hay hombres peces conocidos como Gyojins —decia un amigo de Zoro.

   — ¡¡Ohh!! Hombres pecesss?? — decia Luffy mientras se imaginaba a un pez con pies y brazos.

Y asi siguieron hablando de ese tema hasta que Sanji interrumpre preguntando lo que querian para cenar.

   — Carneeeee — gritaba Luffy.

   — Siiii, carneee — gritaron los demás.

    — Esta bien, con gusto les preparo su comida — dijo Sanji.

Zoro aún seguia dormido, tratando de recuperarse luego de la herida que le dejo Mihawk en su pecho, Sanji se le acerco silenciosamente para verlo un poco más antes de ir a cocinar y de paso preguntarle que queria.

   — ¿Qué crees que haces? Cejillas — decia Zoro medio dormido.

   — Oh, este, bueno queria ver como seguias y de paso preguntarte que querias comer — decia Sanji un poco nervioso.

   — Podrias prepararme unos onigiris y si tienes sake ¿me podrias dar un poco? — decia Zoro mientras se saboriaba el sake que aún no probaba.

   — Claro, por lo visto te gusta mucho el sake eh, jejeje iré a ver si hay un poco — dijo Sanji retirandose hacia la pequeña cocina que tenia el bote.

Zoro no pudo evitar seguir a Sanji hacia la cocina, tenia curiosidad hacerca del rubio, acerca de esos ojos, de esa boca que todo el día llevaba un cigarrillo en ella.

   — Veo que no pudistes esperar a que te lleve el sake, asi que aqui esta, toma — dijo Sanji al ver a Zoro entrar a la cocina.

   — Ah si, gracias, aunque no solo vine por el sake — dijo Zoro mientras tomaba el sake y miraba a Sanji a los ojos, esos hermosos ojos azules que por alguna razón le estaban empesando a gustar.

   — Si pues, aún no termino de hacer tus onigiris — le dijo Sanji mientras estaba de espaldas cocinando.

   — Bueno, ¿puedo quedarme un rato aqui? — le dijo el peliverde al rubio.

   — Como gustes — dijo Sanji y continuo en lo suyo.

Zoro no podia dejar de ver la hermosa silueta de Sanji, como se movia mientras cocinaba, como su hermosa cabellera rubia se meneaba por los movimientos que tenia este al mover su cuerpo, estaba maravillado viendolo hasta que no pudo aguantar más despierto y se durmio.

En eso siente como una delicada mano comiensa a sobar su pecho subiendo hacia su cara, sintiendo como unos suaves labios tocaban los suyos y asi empesar con un juego de bocas donde una queria más de la otra, más y más, donde esos labios ajenos bajaban cada vez más y más por su cuerpo hasta llegar a su entrepierna, sintiendo como dejaba suaves besos en ese lugar, haciendo que el moreno se pusiera más y más caliente, llenandose poco a poco de placer.

   — Oi marimo, despierta — se escuchaban esas palabras de los labios que veia.

   — Maldito marimo, despiertaaaaaaaa — la voz se oyó más fuerte.