Deux

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El pelirrojo ya ocupaba su puesto en el mesón, haciendo un recuento de todas las citas que le tocaban a los dos chicos, ya que estos dos eran bastantes desorganizados como para valerse por sí mismos. Cedric jugaba con su máquina, vigilando que todo estuviera a la perfección para atender a las personas. Se supone que Draco debía estar haciendo lo mismo que el mayor, pero al parecer era mejor quedarse pensando en el chico lindo de la otra acera.

—¿Adónde crees que vas? — Fue Ron como siempre que notó al menor moverse con intenciones de dejar el lugar —Tienes a personas que esperan ser atendidos por ti.

—¡Voy a comprarme un gran pastel de chocolate, Ron! No puedo esperar— Draco sonreía como si no hubiese mañana, pero para el mayor aquellas palabras no tenían sentido, aunque el contrario estuviese feliz.

—Este chico tiene pedida la hora hace bastantes días, cuando me llamó pidió ser atendido por alguien que pudiese hacerle bien su primer tatuaje, y te recomendé a ti— El pelirrojo frunce el ceño, no quería quedar mal con un chico tan dulce, cuando había hablado con el desconocido sonaba demasiado jovial.

—Cedric puede hacerse cargo de él, supe que no tiene ninguna hora en la mañana, aparte si es primerizo así puede tomarse bien su tiempo— Se coloca su abrigo por el frío del día, sonriéndole por última vez al mayor —¿Cómo se llama?

Harry Potter— Suelta un suspiro sabiendo perfectamente que haría el más alto.

—¿Lo quieres tú, Cedric?

—Claro— Respondió por primera vez el mayor restándole importancia.

—¿Vez? Fue fácil, Ron, Harry Potter se atenderá con Cedric quien le dejará un lindo tatuaje. Ahora, me voy, adiós.

Antes que pudiese decirle algo el rubio salió de su tienda. Le fue inevitable no mirar hacia la otra acera, el chico lindo parecía inspeccionar algunos detalles de las flores, detectando al hermano de este al final de la tienda, parecía apenas despistado, pero ocupaba bien su puesto en el mostrador.

Sacude su cabeza caminando hacia la cafetería, ni siquiera sabía por qué compraría un pastel, tanto pensar en el chico lindo se había convencido que también le gustaba el chocolate.

Estuvo afuera por una hora y media, había aprovechado de tomar desayuno, permitiéndose todo el tiempo del mundo, sabía que Cedric podía encargarse de todo, para ser tan joven era realmente un experto, algo que ni él mismo podía negar.

Cuando entró a la tienda sosteniendo una bolsa con lo comprado, pudo notar en Ronald algo diferente. Una interrogación se plasmó en su rostro observando al momento que el mayor le hablaría, pero fueron interrumpidos por la puerta de la habitación del menor.

—¡He terminado! — Era la jovial voz de Cedric, quien con una sonrisa de lado de lado se sacó sus guantes. —Puedo decir que es el mejor tatuaje que he hecho, ni siquiera el que le hice a mi hermano se le puede comparar.

—¿Qué clase de confianza es esa, idiota? Ver para creer— Responde él ante todos haciendo notar su presencia, deja el pastel en el mesón del mostrador donde se encontraba atrás su mayor. —Ron, guárdalo por mientras, voy a preparar mi máquina.

Nuevamente pudo ver cómo el contrario quería decirle algo, pero primero llegó a sus oídos una queja que llamó su atención. Una dulce voz, la más melodiosa que había escuchado llamaba su atención y venía del lugar de Cedric. Fue inevitable no girar a mirar al mayor, quien ya estaba entrando a su cuarto.

—¡Harry, le dije que tuviese cuidado con su espalda! — Fue lo único que escuchó cuando se cerró la puerta.

—¿A quién le hizo el tatuaje? — Pregunta de inmediato aún pensante de la voz que había escuchado, había sido tan dulce que caló dentro suyo.

—Atendió al chico que tú rechazaste, déjame decirte que el chico trajo su propio boceto y ha sido lo mejor que visto últimamente, hubiese estado más que bien que tú se lo hubieses hecho— No respondió el mayor ignorándolo agachando su vista revisando la agenda.

—Ya... No hay que exagerar, Ron, solo es otro cliente más.

—¡TU IDIOTA! DESAPROVECHASTE LA OPORTUNIDAD DE TU VID-

—Me dijeron que debía pagar aquí— Y ahí estaba aquella dulce voz nuevamente.

Se dio cuenta de las palabras de Ron, había sido un idiota al rechazar la cita de la mañana, ya que al joven que le debió hacer el tatuaje no era nada más ni nada menos que el chico bonito.

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F por Draco. 

Entre flores y tatuajes [Drarry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora