three

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Me hubiera gustado seguir hablando con dibu pero aparecieron los chicos.

Que oportunos.

Después de que me encontraron me obligaron a que vaya con ellos en el micro. Cuando llegamos al hotel vi una cafetería abajo, pero decidí que iría después. El papu (que lo acababa de conocer y ya me cae genial) me ayudó a subir la valija mientras nos cagabamos de risa.

La cuestión es que ahora estaba ordenando un poco la habitación del hotel. Los chicos habían bajado a comer, pero realmente no tenía apetito.

Decidí tomar una ducha para sacarme el olor a aeropuerto, así que abrí spotify y puse una canción en aleatorio para después meterme a la ducha.

Mi cuerpo se relajó en el instante que tocó el agua caliente.

Cuando terminé salí de la ducha, me sequé un poco el pelo con la toalla y me puse un poco de crema.

Ahora la pregunta del siglo: ¿Qué mierda me pongo?

Abrí la valija y agarré un jean claro, una polera roja corta, un saquito blanco y unos anteojos rojos.

En realidad hace más frío de lo que pensaba, además de que tenía planeado recorrer un poco la ciudad mientras los chicos hacían su entrenamiento de la tarde.

Estaba por salir del cuarto cuando tocaron la puerta.

— RomaaAAaaaAAAAAaaa

— Ya voy.

Abrí la puerta y me encontré a Gio con un matcha en la mano y una sonrisa de oreja a oreja en la cara.

— Te traje un té porque bajé a buscar algo al micro y vi la cafetería y supuse que ibas a bajar después, de nada.

Le saqué el vaso de la mano y le di un sonoro beso en el cachete.

— Te adoro. Pasá dale.

Él paso y se tiró en la cama de una.

— No entiendo como podés hacer quilombo tan rápido.

— Callate querés. ¿Los chicos están abajo?

— Si si, Scaloni nos dejó media hora libre pero la mayoría se quedaron tomando mate y jugando al truco con las cartas de Marito, ¿Por?

— Bajemos un rato, hace una banda que no juego al truco. —hablé mientras cerraba las cortinas del balcón. — Arriba, levantate dale.

Se levantó con fiaca y me siguió afuera de la habitación.

— ¿Dónde están?

El 20 de la selección no dijo nada pero rodeó a Roma con su brazo sobre los hombros y la guio hacia el ascensor mientras ella bebía su matcha feliz.

Llegaron a donde estaban los chicos y aunque no estaban todos, la mayoría de sus amigos sí. Estaba rodri de paul, otamendi, papu, paredes y el kun.

— Buenaaas, ¿Cómo andan los pibes?

— Nada nuevo, rompiendole el orto en el truco a leo.

El delicado que dijo eso fue Ota, aunque no creo que sea necesario aclararlo.

— Sinceramente no me sorprende. — Me senté al lado del kun mientras Leo me fulminaba con la mirada.

— No la mirés así que sabes que tiene razón. — Comentó el fideo mientras entraba a la habitación.

Paredes rodó los ojos y miró desafiante a la Italiana.

— Juguemos a ver quien gana, tana.

Él la conocía lo suficiente como para saber que retar a la chica y decirle en la cara que no era Argentina era más que suficiente para que acepte el reto.

𝘳𝘰𝘮𝘢 -𝘦𝘮𝘪𝘭𝘪𝘢𝘯𝘰 '𝘥𝘪𝘣𝘶' 𝘮𝘢𝘳𝘵𝘪𝘯𝘦𝘻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora