four

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— ¿Cómo le vas a decir eso? —preguntó roma mientras no podía para de reír.

— Callate, alguien lo tenía que hacer.

La chica se encontraba en un bar, en una ciudad desconocida y riéndose como una pelotuda con una desconocida. 

Horas atrás, mientras la italiana recorría las calles de Brasilia, vio un puesto de helados y quiso comprar uno.  Cuándo se acercó vio a una chica rubia alta que intentaba pedir un helado. El problema: el heladero de pedo sabía hablar portugués y la chica claramente estaba estresada intentando explicarle que quería pedir, pero en alemán.

Roma vio como la gente estaba esperando al rededor mirando a la chica como si estuviera loca. No estaba loca, era alemana. Ella se acerco a dónde la rubia estaba y le tradujo al heladero lo que ella quería.

La rubia la miró como si fuera un milagro, roma se río de eso. La chica pagó su helado y se sentó en un banquito.

Cuándo la italiana quiso pedir, el heladero le dijo que el último lo tenía la rubia. Se fue, porque no quería ningún otro sabor, pero cuando paso por al lado de la rubia, esta la llamó.

— Soy Kaia, realmente me salvaste, me estaba empezando a estresar de más... gracias.

Roma le dió una sonrisa a la alemana.

— No es nada.

— Estoy sola en un país que no conozco y sos la única persona que habla mi idioma, además que compre mucho helado. ¿Te sentarías un rato a compartir un helado como agradecimiento?

— Nunca negaría un helado. Soy Roma.

La chica no estaba en las mejores condiciones como para acordarse que había pasado exactamente en el medio, pero ahora se encontraba tomando y bailando en un bar rodeada de desconocidos. Y lo estaba disfrutando.

Digamos que las chicas tomaron varios tragos y ahora, mientras Kaia bailaba con un brazuca bastante fachero, Roma se encontraba sentada en a barra mirando a una chica que le había llamado la atención.

Y no es que no se quiso acercar, la cosa es que cuando estaba a menos de dos metros aparecio un pibe y empezaron a chapar. 

Así que aunque la estaba pasando bien decidió irse, agarró sus cosas, le tiró un beso a Kaia y salió del bar.

Iba a pedir un uber, pero pudo reconocer la calle y el hotel estaba cerca. Además aunque sea de madrugada las calles estaban llenas de gente tomando en las veredas de los bares y había mucho movimiento. 

La castaña caminó tranquila, disfrutando el aire fresco chocando su piel mientras que la música y charlas de las personas estaban en segundo plano.

Llegó al hotel y saludó a la recepcionista mientras tarareaba una canción. Subió al ascensor y cuando estaba saliendo se chocó algo duro que hizo que casi se cayera.

Ella comenzó a reírse mientras que el chico la miraba confundido pero con una leve sonrisa en la cara.

 — Hola Dibuuuuuuuu.

— Hola, ¿Cómo que estás muy feliz, no? — Roma se le quedo mirando fijamente. En sí la chica era una persona honesta y con muy poco filtro, borracha se multiplica por tres. — Che ro, ¿Estás bien?

 — Si, pero es que sos muy lindo boludo, ¿Ya te lo había dicho?

El sonrío con ganas de decirle lo mismo y comerle la boca, cosa que tenía ganas desde que la vio y ahora estaba mucho más linda. Maquillaje levemente corrido, un poco despeinada, labios hinchados y las pupilas dilatadas por el alcohol.

Si para él ella ya era perfecta, ahora lo era muchísimo más.   

Y aunque estaba muy tentado a seguírsela, no lo hizo. No porque no quisiera, si no porque se notaba que la chica había tomado bastante, y no iba a hacer nada si ella no estaba en sus 5 sentidos.

— Me parece que le metiste lindo al chupi. ¿Cuál es tu número de habitación?

En realidad sólo le preguntó para no parecer un acosador, porque sabía cuál era su habitación ya que la había visto salir junto con Lo Celso. 

Al ver que la chica lo ignoraba mientras miraba el techo con espejos impresionada hablando sobre que era otra dimensión, o hacía teorías falopa.

La agarró de la cintura al ver como se tambaleaba y la llevó hasta la puerta de su cuarto mientras intentaba no reírse por las pelotudeces que decía.

La dejó en la puerta de su habitación pero ella ni se movió.

— ¿La tarjeta de la habitación? — lo miró y alzo los hombros desinteresada. — Permiso.

Martínez agarró con cuidado la mini cartera de a chica y la encontró, le abrió la puerta y la hizó entrar.

— Tomate una ducha porque mañana hay partido y vas a estar con una resaca de la puta madre, ah y tomá agua tam-

La chica se puso de puntitas de pie y le dio un beso en el cachete para después meterse en el baño. 

El chico se quedó parado en la habitación recalculando todo lo que había pasado en menos de diez minutos. No se dio cuenta de que se había quedado parado como un pelotudo hasta que escuchó el ruido de la ducha. 

Se fue antes de que su mente empiece a pensar cosas que no debía. Se río de sí mismo al darse cuenta de que parecía un adolescente hormonal porque la piba que le gusta le dio un beso en el cachete.

Y lo más sorprendente es que gracias a esa linda chica de ojos verdes se había olvidado de todos los problemas e inseguridades que lo mantenían despierto a esa hora. Había dormido bien, cosa que no lograba hacer hace mucho tiempo.










Holi <3 

𝘳𝘰𝘮𝘢 -𝘦𝘮𝘪𝘭𝘪𝘢𝘯𝘰 '𝘥𝘪𝘣𝘶' 𝘮𝘢𝘳𝘵𝘪𝘯𝘦𝘻Where stories live. Discover now