eleven

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—¿A donde vamos Emi? Tengo frío.

—Ya llegamos Ro. Tomá. —me dijo mientras me ponía el saco que el tenía puesto encima de mis hombros.

Íbamos caminando por las transitadas calles de Cuiabá, las cuales estaban llenas de gente tomando en bares o simplemente caminando por las calles. Hace un rato que habíamos salido del boliche.

Nunca pensé que me iba a sentir tan cómoda con una persona que no conozco hace tanto tiempo. Nunca nos quedamos sin temas de conversación y, lo más importante, no me da miedo ser yo misma.

Por alguna razón él me da seguridad.

Tal vez sea por la forma que me mira, como su mirada se suaviza cada vez que yo hablo o lo miro a los ojos.

Capaz sea el hecho que nunca sentí que alguien me prestara tanta atención en toda mi vida. Por que él no me mira, me observa. En un par de semanas se dio cuenta de cosas que gente que lleva años en mi vida no ha hecho. Sabe que cuando me pongo nerviosa o estoy distraída me saco la pielcita de los dedos. Me encontré varias veces en la situación de hacerlo inconscientemente, pero él me distrae o me agarra la mano para que deje de hacerlo. Tal como lo está haciendo ahora, que me agarró la mano y me viene explicando algo que no termino de entender.

Pero no importa, porque estoy muy concentrada mirándolo.

—No me venís escuchando, ¿No? —me preguntó de un momento al otro mientras cruzábamos la calle y me miraba a los ojos interrogante, pero con una sonrisa.

—Me encantan tus lunares, de cerca son todavía más lindos. ¿Era muy importante lo que me decías? me perdí en vos, perdón.

Él se empezó a reír y me miro con la cara de boludo más tierna que vi en mi vida.

—Dios Roma, si seguís así me vas a volver más loco por vos de lo que ya estoy. Pero no, no era importante. Vení, doblemos acá.

Entramos a una especie de plaza gigante, con unos árboles de cedro altísimos y con caminitos de piedras con algunos banquitos a los costados. Era hermoso, ni siquiera parecía que estaba en el medio de la ciudad, es como un universo aparte. Las voces y la música se convirtieron en murmuros lejanos, que apenas se oían con el viento.

Seguimos caminando hasta llegar un lugar precioso. Era una fuente en un claro entre los árboles, y estaba rodeada de orquídeas, mi flor favorita.

No había nadie cerca, y nos sentamos en un banquito, y él puso su brazo sobre mi hombro, abrazándome.

—No puedo creer lo hermoso que es este lugar, tiene una energía re linda Emi. Además amo las orquídeas. —le dije mientras lo miraba con una sonrisa, realmente es un lugar precioso.

—Me alegro que te guste. Lo descubrí hace unos días que necesitaba despejarme y salí a correr, apenas lo vi pensé en vos. Supe que te gustan estas flores por la cantidad de fotos que tenes en tu instagram... no sé, me genera mucha paz y lo quería compartir con vos.

Lo mire con una sonrisa plasmada en mi cara, ya me estaba empezando a doler la cara de tanto hacerlo.

—Es hermoso lo que me decís Emi, es re lindo que hayas pensado en mí y lo hayas querido compartir conmigo, no das más de lo lindo que sos.

—Sos la chica más preciosa que vi en mi vida, Roma. Literalmente te vi por primera vez y supe que me iba a perder en vos. Tenés algo que me atrae como nada nunca lo hizo, y no te puedo sacar de mi mente, estoy hecho un boludo por vos. Tengo días de mierda y con tu sonrisa ya los mejoras. Tenés una luz hermosa Roma, nunca dejes de brillar... capaz te parece cualquiera porque no nos conocemos hace mucho, pero te lo tenía que decir.

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⏰ Last updated: Dec 12, 2022 ⏰

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𝘳𝘰𝘮𝘢 -𝘦𝘮𝘪𝘭𝘪𝘢𝘯𝘰 '𝘥𝘪𝘣𝘶' 𝘮𝘢𝘳𝘵𝘪𝘯𝘦𝘻Where stories live. Discover now