3º Corazón

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Era una nueva mañana y, de alguna manera, las cosas ya se sentían diferentes. Alice se levantó temprano como siempre, abrió las cortinas de su dormitorio y se vistió con su uniforme blanco como de costumbre, pero su mente vagó por lugares distintos a los de la noche anterior. Ahora no podía dejar de pensar en la información del archivo que había leído y en lo asombroso que era el conocimiento de las actividades del comandante Rosinante, y de lo que era responsable de hacer aun. Ella no tenía idea de que la situación era tan peligrosa.

Afuera, los pájaros piaban y las gaviotas graznaban como de costumbre, acompañados por el sonido y el aire fresco de la marea lejana. Eficientemente, la Teniente Comandante se apuntó fuera de su área personal del dormitorio y se dirigió por el pasillo hacia el comedor. Tomaría su desayuno y luego se presentaría al Almirante para recibir sus deberes y también devolvería el archivo del Comandante, guardado a salvo en su túnica. Todavía no podía evitar pensar en el hombre de ojos ambarinos, pero sus pensamientos se desviaron tan pronto como llegó el momento de entrar en la oficina de su superior.

Como era de esperar, Sengoku la estaba esperando, sentado detrás de su escritorio con el papeleo frente a él. Alice se acercó eficientemente e hizo una reverencia.

—Siempre puntual, ¿eh Heart? - Dijo el Almirante de forma estoica pero también ligera.

Alice asintió, siempre orgullosa de su eficiencia.

—Sí señor. Estoy lista para mis tareas.

Asintiendo con la cabeza, el almirante Sengoku hojeó el papeleo frente a él mientras decía:

- Necesitaré que lleves los suministros y el equipo que necesitará el Comandante Rosinante antes de que se vaya. Más tarde hoy regresará a su misión y necesitamos todas sus pertenencias en orden. Su mirada se encontró con la de la Teniente. Encontrará todo lo que necesita en la Sala de equipos A. Todo lo que tendrá que hacer después es asegurarse de que todo esté en orden y luego hacer arreglos para que el Comandante se alimente, antes de irse.

Alice parpadeó pero hizo un rápido gesto positivo con la cara. Una sonrisa cruzó su rostro al recordar que Sengoku había sido responsable del Comandante durante muchos años, después de todo, básicamente lo había criado; así que seguramente él también era responsable de su comida. La noción del Almirante como figura paterna era algo divertida, pero la mujer de ojos verdes no hizo ningún comentario sobre eso, no quería burlarse del superior.

—Me ocuparé de ello de inmediato, señor. - Lo hizo con convicción, llamando la atención del Almirante que volvió a mirar en su dirección.

Sengoku se ajustó las gafas lentamente. - No es necesario esforzarse tanto, esto es algo sencillo de hacer. Y no le tengas miedo a Rosinante, no haría daño a una mosca. Eso es ... si la mosca no se interpone en su camino —añadió con bastante tristeza pensando en la pobre mosca.

Alice lo miraba con las cejas arqueadas y eso hizo reír al almirante.

- Solo te estoy molestando. Ahora vete, estás despedida. No lo haga esperar.

Y con ese comentario, Alice volvió a inclinarse y salió de la habitación, caminando por el pasillo sobre la alfombra rojiza mientras repasaba mentalmente lo que debía hacer. Como siempre tenía curiosidad, se preguntó qué tipo de equipo debería llevar el Comandante ... ¿Fueron armas secretas o armaduras especiales? No estaba segura de poder revisar todo el equipo, pero como era su trabajo asegurarse de que todo estuviera en orden, pensó que sí. Alice encontró la sala de equipos A y entró. Mirando a su alrededor, encontró varias cajas con varios tipos de equipos y recursos, pero permaneció concentrada buscando la caja correcta.

𝐒𝐢𝐥𝐞𝐧𝐭 𝐇𝐞𝐚𝐫𝐭 ❘ Cᴏʀᴀᴢóɴ x Rᴇᴀᴅᴇʀ ❘Where stories live. Discover now