Capítulo 19. En el corazón

542 71 16
                                    

Raquel. Ella era lo que estaba pasando. De alguna manera, estaba absorbiendo las voces pues estaba dejando de escucharlas. Me encontraba mucho mejor. ¿Cómo había salido de la celda mágica en la que la había encerrado Casandra?

Volviendo al pasado... Para después volver en el momento oportuno. Esa fue la última visita que se hizo Raquel, fue a la Raquel de otro tiempo la que me pareció ver al final de la calle... Se fue a avisar de lo que debía hacer.

Volví a ver normal y fui a abrazar a Raquel por lo que había hecho.

¡Gracias, hermanita!-.

Raquel no respondía.

¿Raquel?- le dije mientras me separaba para mirarla-. ¡Raquel!-.

Ella seguía sin responder. Tenía la mirada ausente, al igual que yo cuando estaba bajo los efectos de la maldición.

No... Raquel... No podía ser...

¡Raquel!- le gritaba-. ¡Raquel, reacciona!-.

Era tal el asombro que teníamos todos que hasta la cúpula de Casandra en la que estaban encerrados los demás se había debilitado. Raquel no se mantenía en pie... Caía y no reaccionaba...

¡Raquel, por favor!- le decía llorando y llena de histeria-. Raquel... Por... Favor...-.

Miré a Casandra. Hechizo amnesia, telequinesis, ver el aura. Me faltaba un poder, y estaba a punto de utilizarlo contra la mujer que tanto sufrimiento me había causado. Un disparo letal, ese era mi cuarto poder. Lo notaba, mis pensamientos eran un manual de instrucciones que me explicaban como utilizarlo y cuando, y este era el momento preciso.

Ira, rabia, dolor. Era lo único que necesitaba para desatarlo.

De mi mano emanaba una luz blanca y muy brillante. Era cálida y... Poderosa.

Lancé la luz contra Casandra.

Casandra cayó al suelo.

El tucán graznó. Channep había ganado... Yo no.

Me volví al lugar en el que se encontraba Raquel con la esperanza de que al dejar Casandra de frotar la piedra ella se encontrara mejor.

Me arrodillé a donde ella estaba tumbada. Estaba fría, muy fría. Casey me puso una mano en el hombro y negó con la cabeza. No podíamos hacer nada.

¡No!- grité desesperada-. ¡Esto no puede acabar así!-.

Los invitados de Raquel se desmaterializaban. Al no estar ella para mantenerlos en esta época volvían a la suya.

Raquel...- le decía entre lágrimas-. ¿Por qué lo hiciste? ¿Este era tu plan desde el principio? ¿Por eso te visitaste antes de tener el plan?-.

Daphne...- me dijo Casey-.

Lágrimas y lágrimas caían sobre el inerte cuerpo de Raquel. Le cerré los ojos para jamás volverlos a ver brillar... Como la primera vez.

Casandra seguía tirada en el suelo, al igual que sus guardias. Entonces... El cuerpo de Raquel brilló. Parpadeé y ví su aura. Su aura se elevaba y se elevaba. Asustada volví a parpadear pero el cuerpo de Raquel ya no estaba. Miré a Catherine y a Casey confundida. Casey tenía los ojos muy abiertos y Catherine una mirada muy seria pero, sonrió. Y yo la entendí.

Gracias, Raquel. Porque me dijiste que te faltaba valor cuando te has sacrificado por mí- empecé a decir mirando al cielo-. Y ahora nunca jamás podré agradecértelo, pero siempre te llevaré dentro de mí. En el corazón-.

De la nada, en el cielo, un corazón apareció. Los tres sonreimos, pues sabíamos que era ella.

-Meses más tarde-

Estaba sentada en el jardín de mi nievo hogar, el palacio de Channep, contemplando la hermosa lápida rodeada de flores que tenía delante.

La piedra rezaba lo siguiente:

«Raquel Jones, 1922-1932.

Fue una caja misteriosa que escondía un diamante en su interior.

El valor fue su mayor cualidad»

¿Sabes qué, Raquel?- le decía a la lápida-. Hoy es mi cumpleaños... Cumplo catorce-.

Tragé saliba.

Hoy hay una expedición hacia Uriumn- le dije sonriendo-. ¿Te imaginas que encuentren el "continente perdido"?-.

La brisa era agradable, y hablaba.

Channep vive mucho mejor desde que... Ganamos- seguí hablando y empezando a llorar-. Y, ¿sabes otra cosa? Casey me pidió salir... Estoy segura de que le hubieras tirado un zapato a la cabeza-.

Reí un poco.

Te echo de menos- le dije antes de irme-.

Recordé el regalo que le había traido y lo dejé junto a la hermosa piedra que había en el hermoso jardín. Mis zapatillas de ballet habían sido un buen regalo para dejar junto a la lápida de Raquel.

Al salir me encontré con Casey.

¿Vienes del jardín?- me preguntó-.

Si, de hablar con ella_.

No quiero ser grosero pero... ¿Cómo sabes que te escucha?-.

Justo en aquel momento el viento silbó.

Simplemente, lo sé- le dije, repitiendo las palabras que, en su día, una vez me dijo Raquel-.

DAPHNE 2 [sin editar ni corregir]Where stories live. Discover now