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Dedicado a Adri_DIOSA ❤️ 

"No viene mal un poco de motivación"

Cassian

—Nunca me había sentido tan pobre —escuché la voz de Astra Wyse cerca de mí.

Fueron palabras para sí misma, mientras paseaba la mirada por el interior del edificio de Connektd. Lucía abrumada y sorprendida, e incluso un poco triste. La observé unos segundos, aprovechando que estaba suficientemente concentrada en su alrededor.

Antes del encuentro en la oficina de Wex, solo me había topado con ella un par de veces en los últimos años. Había escuchado que después de la muerte de su padre, se había dedicado a trabajar para ayudar con la deuda de su familia. Como era de esperarse, la mirada inocente de la niña que alguna vez vio clases conmigo desapareció por completo. La mirada de Astra se había vuelto fría, dura, demostrando que la vida no había sido justa con ella y que era capaz de cualquier cosa para poder vivir un día más. Para poder ayudar a su familia un día más.

—No te concentres en lo negativo, estrellita —le dijo el tipo que la había estado acompañando desde la estación de trenes. Alcé la mirada para detallar la barba irregular que le estaba creciendo y cómo el tono rosado y ceniza con el cual se había decolorado el pelo se estaba cayendo, dándole una imagen descuidada y asquerosa—. Yo no me siento pobre, me siento esperanzado. Vamos, podemos ganar esto.

Resoplé e intenté no reírme. Los dos se giraron hacia mí y Astra frunció el ceño.

—¿Te causa mucha gracia la idea de que ganemos? —me preguntó, desafiante.

Como si recién se hubiera dado cuenta de quién era yo, su amigo palideció y tomó el brazo de Astra con fallido disimulo.

—Estrellita, calma, él es...

Apreté la mandíbula. Odiaba que las personas se refirieran a mí solo como el hijo de Wex Riker, como si esa fuera mi única identidad.

—Sé quién es —atajó Astra, mirándome con poca estima—. Y no le tengas miedo, Zaid. Aquí él es igual a nosotros. Dejamos South Rednett atrás.

—Pues aún existe la posibilidad de que regresemos a casa con las manos vacías y no quiero ganarme nuevos enemigos. Mucho menos a un Riker —contestó en voz baja, como si yo no pudiera escucharlo.

—¿No estabas esperanzado? Pensé que la confianza en ti mismo era suficiente para los dos.

Di un paso hacia delante.

—En South Rednett témele a Wex —le dije a Zaid, cruzándome de brazos—. Astrid tiene razón, aquí no somos muy diferentes. Eso no quiere decir que deberías relajarte, porque no tendré compasión por ninguno de los dos, aunque vengamos del mismo lugar.

—Nadie necesita de tu compasión —respondió ella, apretando los dientes.

—Cassian, ya ha comenzado la línea para la revisión médica. —No me había percatado de que Troy se había acercado a nosotros. Astra y Zaid se tensaron aún más—. Le he pedido a alguien que nos asegure un par de puestos en la cola, así que deberíamos ir pronto.

Asentí. Antes de girarme, le dediqué una última mirada a Astra, deteniéndome en la longitud de su pelo.

Le había sugerido que se lo cortara tras ver cómo los hombres de mi padre se aprovechaban de ello para vulnerarla, y aun así, era tan terca y orgullosa que seguro no había seguido mi consejo solo para no darme la razón. Su largo pelo negro iba amarrado en una cola alta y caía hasta su espalda. A pesar de ser pequeña, había algo en ella que resultaba determinado, parecía el tipo de chica con el que no querrías meterte. O tal vez se debía al bate metálico que llevaba siempre con ella.

Arcadis: El juego ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora