Capítulo 15

850 57 48
                                    

—¿Katniss?

Volteo a ver a mi hermana, pero ella sólo me mira, esperando una respuesta.

Busco en sus ojos algo que pueda ayudarme a entender qué es de lo que está hablando, pero no encuentro nada. Ella parece notarlo, porque dice:

—¿Qué piensas? —dice tranquila, sin ningún rastro de resentimiento por no haberle puesto atención—. Rory me dijo ayer que le gustaría que nos casemos.

Me tenso.

—¿Te lo propuso o...

Niega con la cabeza.

—No, pero parece que quiere que lo hagamos pronto.

—No entiendo porqué la prisa, Prim. Aún son muy jóvenes, y el matrimonio es mucho más complicado de lo que parece. Tan sólo...

Me callo, pero ella parece adivinar lo que iba a decir.

—¿Tan sólo debo mirarte a ti y a Gale? —no respondo, ella de repente parece enfadada—. Él sigue viéndose con la mujer de la tienda de víveres, ¿no es cierto?

Vuelvo a quedarme callada, pero ella parece tomarlo como una respuesta.

—¿Por qué sigues viviendo con él? —frunce el ceño—. Ven con mamá y conmigo. Me sentiría mucho más tranquila si te vas con nosotras.

—No lo entenderías, Prim.

—¿Por qué no? —comienza a alterarse—. Él te lastimó, y sigue haciéndote daño. ¿Por qué sigues cubriéndolo? Hazelle y mamá estarán de tu lado si se enteran de la verdad.

—¡Sólo no quiero más problemas! —la enfrento, ella sólo me mira—. Lo único que hago es intentar hacer lo mejor para todos, para que estemos bien. Eso no debería ser un crimen.

—Si que lo es, porque no estás haciendo lo mejor para ti. Tú no estás bien, y eso no debería ser así.

Se le sonrojan las mejillas, una clara señal de que está bastante enfadada, pero se queda callada. Parece querer decirme muchas más cosas, pero sólo se me queda viendo, y después se aleja por la calle.

—¡Prim! —la llamo, pero ella no me hace caso. No voltea a verme, sólo sigue caminando.

El enojo surge en mi pecho y se expande rápidamente por el resto de mi cuerpo. Pero, antes de hacer algo impulsivo como ir por ella, intento distraerme haciendo intercambios con los tenderos.

Obtengo un poco de dinero con los conejos que le doy a Rooba, la carnicera, y también con las fresas que le vendo al alcalde. Con eso me alcanza para comprar algo de papel y jabón, inclusive algunas latas de legumbres para la cena de hoy.

Antes de irme a casa, me pasa por la cabeza ir a la panadería y obtener un poco de pan con las ardillas que conseguí hace rato. No lo decido del todo, pero, mientras camino, mis ojos se dirigen casi por automático a la panadería. Lo buscan a él.

No debería hacerlo, porque él no ha intentado buscarme, ni siquiera se ha acercado para hablarme. Tan sólo se olvidó de mí.

Debería dejar las cosas como están e irme, seguir con mi vida, ignorarlo como él lo hace conmigo, pero no puedo hacerlo. Cuando menos me doy cuenta, mis pies ya están caminando en su dirección cuando lo ubico a unas calles de la panadería.

Hay gente cerca de él, pero él parece sentir mi mirada, porque se detiene y mira en mi dirección. Se queda quieto. Sus ojos no se despegan de los míos.

Pienso que va a irse, que va a dar media vuelta y marcharse, pero él voltea a los lados, como asegurándose de algo, y se mete a un callejón. Ni siquiera tengo que pensarlo demasiado, porque mis pies ya me llevan hacia él.

Siempre has sido tú Where stories live. Discover now