Capítulo 35

995 69 33
                                    

Sus manos suben a mi cintura, me acerca a su cuerpo.

Apoyo las mías en su pecho y cierro los ojos. Mis labios se mueven sobre los suyos, mientras sus dedos se deslizan por la piel desnuda de mis brazos, causándome escalofríos. Deseando que se aventuren a tocar más.

El corazón me late desbocado. La sensación en mi estómago incrementa, amenazando con consumirme.

No nos detenemos, y cada beso, cada caricia se torna más intima con el silencio de la sala.

Mis manos ansiosas se meten debajo de la camiseta, y acarician su piel con desesperación. La ropa va cayendo, y él se encarga de cubrir cada tramo de piel al descubierto. Se sienta en el sillón, y a mí me acomoda sobre su regazo.

Sus manos se apresuran a cubrir mis pechos, los ahueca y los acaricia. Su boca se apodera de la mía. Busco tocar todo lo que puedo, y él de mí. Pero la necesidad nos rebasa, me toma de la cintura y me hace bajar sobre él. Gimo al sentir que lo cubro por completo, y comienzo a moverme, buscando desesperadamente hayar satisfacción.

Escucho su pesada respiración, cierro los ojos. Me deja tener el control un poco más, pero después me toma del trasero y me recuesta sobre el sillón sin romper nuestra unión. Su boca vuelve a la mía, y comienza a moverse. Mis caderas se alzan buscando las suyas, sus labios acallan los sonidos de mi boca. Intenta ser suave, pero es sobrepasado por el hambre, porque va empujando cada vez más aprisa. Me aferro a su espalda, y vuelvo a taparme la boca, intentando no hacer tanto ruido.

Y es como si el mundo desapareciera de nuevo, y sólo estuviéramos él y yo. Intenta recuperar el aliento, y me besa, esta vez con suavidad.

Le acaricio la mejilla y le correspondo. Es suave, sin prisas, y cuando se separa por la natural necesidad de tomar aire, me mira, y me quita el cabello de la cara con cuidado.

—Somos malos padres —susurro, él me besa la palma de la mano y se ríe con voz ronca—. Willow está durmiendo, no deberíamos estar haciendo esto a esta hora.

—Hemos venido a la sala —se deja caer un poco sobre mí—. No somos tan malos.

Le acaricio la mejilla, y lo miro.

—Tienes que levantarte temprano para ir a la panadería —le recuerdo.

—No importa si puedo estar contigo otro momento.

Me mira, y en sus ojos puedo ver un futuro juntos. Un futuro que jamás habría imaginado; con él, formando una familia. Estando juntos a pesar de las críticas de la gente.

—Te amo —murmura.

—Y yo a ti.

Sus labios se curvan en una ligera sonrisa y se inclina para besarme.

Se separa, pero casi de inmediato le tomo la cara entre las manos. Vuelvo a juntar su boca con la mía.

—También te amo —murmuro, sin poder resistirme. Sin poder seguir acallando las palabras que llevan tanto tiempo guardadas dentro de mí. Otro beso—. De verdad que sí. Te amo, te amo.

Me mira, con un brillo tan especial en los ojos, que me calienta el corazón.

No dice nada, su boca sólo vuelve a la mía. Sin poder tener suficiente.

A pesar de cualquier pronóstico, hemos conseguido volver a reencontrarnos. Y sé que no será fácil seguir juntos, pero sé que valdrá la pena.

Seguirán habiendo críticas, oposiciones a que estemos juntos. Pero nada de eso importa, porque lo tengo conmigo.

Y es como si en esta noche; las horas, los minutos, los segundos dejaran de existir. Sólo somos nosotros dos, aprovechando cada momento para amarnos y recuperar el tiempo perdido. Haciéndonos promesas silenciosas de no volver a separarnos jamás.

Siempre has sido tú Where stories live. Discover now