Capitulo 30. La decepción solo lleva a la decisión.

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Un cúmulo de emociones la turban mientras el agua tibia que cae por su cuerpo la relaja, alcanzó el jabón y se estrujó con la esponja de burbuja. ¿Por qué se lo hace tan difícil?

El anillo era precioso pero quien se lo ofreció era el hombre que más la hizo sufrir. ¡Dios! fue demasiado buena al rechazarlo de una forma tan sutil y bondadosa, se arrepiente no tirárselo por la cara esa joya y restregarle que no le importa él ni ese maldito anillo.

Cerró la llave e inclinó la cabeza hacia arriba, las gotas de agua estrellaron en su rostro, cerró los ojos y los recuerdos del pasado asaltaron su cabeza «El anillo que en su momento deseé llevar puesto en mi dedo anular»

Imprimió su cabellera hasta que el agua deje de escurrir, salió de la ducha manteniendo cuidado de no resbalarse, tomó un albornoz del colgador y se tapó cubriendo su desnudez, la humedad comenzó a ser absorbida mientras cogía del tocador la secadora.

En el espejo la vista de ella misma mientras seca su pelo es refrescante, el bañó lo fue pero el sentimiento agrio que le dejó Dereck no se lo quita ni con un baño.

¿Cómo va a convivir seis años con él sino puede ni estar cinco minutos a su lado? Comienza a perder las esperanzas de que podrá mantenerse alejada de él, fuera de su contacto con el acuerdo que le planteó.

Él siempre fue difícil de tratar, sombrío, serio y frío, ahora su buen trato que tiene le es incómodo, ¿Cómo pudo cambiar tanto? Sí ese cambio se hubiera dado en su anterior vida todo pudo haber sido distinto ¿Lo hubiera perdonado? Claro que sí, como una tonta se aferraría a sus brazos como una chiquilla enamorada.

Se cambió un camisón de color piel que le quedaba pegado a su figura y decidió bajar a la cocina, lo que menos quiere es pasearse con un atuendo sexy por los pasillos.

Aceleró los pasos cuando pasó por la habitación de Dereck, ni por asomo desea cruzarse con él. Es tarde pero su estómago ruge de hambre, ya ni recuerda que fue lo ultimo que comió..

Escuchó voces provenientes de la cocina mientras se dirigía allí, entró y diviso a Anna y a dos sirvientas de las cuales no sabe sus nombres recogiendo los servicios mientras Mareen abría la heladera para coger una jarra de refresco.

—Ross, mi niña ¿No has cenado? Pensé que lo hiciste... como te encerraste en tu habitación —Anna dejó el platillo que enjuagaba en el escurridor de platos y preguntó —¿Tienes hambre?

—Me acordé que no había cenado y ahora mi estomago me está ordenando comer —contestó Ross mientras se sentaba en una de las sillas altas que estaban junto al mesón del medio. Toda la cocina estaba iluminada de luces cálidas. —Suena y suena de hambre...Tengo hambre.

¿Cómo no lo iba a hacer? durante las mañanas está a punta de proteínas y al medio día la bandeja de su almuerzo repleta de vegetales.

¡No es vegetariana!

—Caliente la comida Leah —ordenó Mareen a una de las sirvientas, que acomodaba los servicios secos en sus respectivos cajones —Ross, preciosa la cena que preparó el chef fue carne de venado al horno con arroz chino.

—Suena delicioso. —se lambió los labios al mismo tiempo que su estómago volvía a rugir.

Leah prendió el horno, presionó los siete minutos de calentamiento en el teclado digital y después Anna le pasó un plato limpio para servirle la cena a Ross.

—La boda está cerca, te casarás pasado mañana —Mareen cogió dos vasos, vertió jugo en ellos y se lo pasó a Ross —¿No te emociona saber que pronto serás una Walldering?

El Renacimiento De La Esposa Del CEOWhere stories live. Discover now