El Renacimiento De La Esposa Del CEO

Capítulo 42. La Familia del Emir

Ross Anderlang

Llego al Burj Khalifa y reparo lo magnífico que es el edificio, no tengo necesidad de hacer el check-in, el asistente de Christopher se encarga de ello.

Una de las recepcionistas se sorprende cuando confirma en su sistema el nombre de la persona que ha hecho la reservación.    

No es para menos, su trayectoria lo ha hecho destacar como uno de los hombres más éxitos del ámbito empresarial.

Camino hacia el elevador. El lujo se aprecia en cada rincón del establecimiento a medida que camino por los pasillos que resplandecen con detalles excéntricos hechos con puro Oro.

Diego se despide en la puerta diciéndome que me sienta libre de elegir cualquiera de las habitaciones disponibles incluida la suite principal, excepto la que está a lado del despecho. Me imagino que se refiere a la de Christopher.

Dejo mi cartera en la primera cómoda que vislumbro. Para mi sorpresa no estoy sola y no, no es Christopher.

—¿Cómo ha sido el viaje? —dice la mujer de mediana edad  desde la cocina —Me imagino que ha sido largo, debe estar casada así que preparé su cena de esta noche.

Es una experta en la cocina por lo que veo, tiene la barra decorada con bonitas flores y llena de platos exquisitos que a primera vista visto puedo decir están hechos con una mezcla entre el estilo americano y el oriental.

Apertivos con langostas, panecillos de mi tierra Kuwait y jugos de frutas.  Le sonrió y repondo en inglés pero cuando me acomodo en la silla se retira como un rayo, rápido y silenciosa.

Ladea la cabeza y me llevo a la boca un smotie de blueberries. Las mujeres de aquí son tímidas, no la critico, es más, es muy probable que yo hubiera sido así si me hubiese quedado en mi país.

Las ventanas de sala son enormes y me dan una espléndida vista nocturna de Dubai mientras ceno. Mi teléfono atrae mi atención y dejo los cubriertos sobre la mesa para cogerlo.

Lily también ha llegado a la ciudad y me notifica que ahora mismo se encuentra en una habitación de un hotel cercano al mío.

La exclusión es estricta cuando se trata de una residencia diseñada para personas privilegiadas. Mi asistente Lily y el equipo de la Lic Dalila se hospedan en Moon Start que aunque es moderno no se compara con el Burj Khalifa.

Opto por terminar la cena que la señora de servicio preparó. Elijo la suite principal ya que está disponible y me doy una ducha con los aromatizantes que me gustan.

Vuelvo la cabeza asentándo mi cuello en el borde de la tina y me relajo llevándome por la bonita sensaciónu. Ésto es definitivamente mil veces mejor que Suecia donde recibo las cajas con cartas anónimos.

La noche termina y aunque me acosté ni bien salí de la tina, el ruido de la puera a media noche me despierta y reconozco la voz de la persona que llega hablando en voz baja probablemente para no despertarme.

Hace unos leves ruidos en la cocina pero estoy tan cansada con el viaje que me vuelvo a dormir. Al día siguiente cuando me levanto después de arreglarme, bajo del piso donde están las habitaciones con la intención de darle la bienvenida como debe ser.

Soy la invitada y cómo he sido criada con buenos modales creo que saludarlo antes de que se vaya al trabajo es lo correcto.

—Buenos días  —su voz en las mañanas es ronca y me doy cuenta que acaba de levantarse a pesar de que luce perfectamente arreglado.

Está sentado degustando su desayuno con gracia, luce refrescante tanto que eclipsa el comedor como un  sol. Me pierdo admirándolo, no creo que vuelva a tener la oportunidad de verlo  así en otra mañana.