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04 de abril, 2021.
Buenos Aires, Argentina.

Niccóla Ribba.

— ¿Entonces seguís sin ir a lo de mamá? — me pregunta Lini después de que termino de hablar. Suspiro cebandole un mate para ella que, por primera vez en días, me charla sin tener un libro en sus manos.

Porque sí, mi hermana es una genio y aprobó su examen de anatomía con 9.

— Voy cuando ella no está a ver a Greta. — hago una mueca. Realmente extraño a mi bebita cuando estoy en lo de Ele.

— ¿Y ya hablaste con Gala como te dijo papá?

Asiento. — Me dijo que ya se iba a pasar a verla pero bue, ni idea, Flor no me contó que haya ido.

— Pobre mi Florinda estando sola ahí. — hace una mueca antes de devolverme el mate.

— Está bien, quedate tranqui, mientras no le saque el tema a la vieja va a estar bien. — me cebo para mí y reviso la hora en mi celular. — Eu, ya tenemos que prepararnos, mirá la hora.

Mi melliza me mira con una expresión lamentosa. — Ay, ¿en serio tenemos que ir? ¿No podemos festejar tranqui con pizzas acá?

— Obvio que no, Lina María. — respondo mientras voy a dejar las cosas del mate en donde van. — Benja y vos aprobaron ese examen del orto que los tuvo estresados una banda de tiempo, tenemos que darnosla en la pera.

— ¿Y vos por qué? — me pregunta divertida.

Pongo una de mis manos sobre su hombro y sonrío. — Porque la regla número uno de las mellizas es que los logros de una son los logros de la otra.

— Por no decir que buscás cualquier excusa para darle al chupi... — la escucho decir mientras se aleja por el pasillo que lleva a su habitación.

— ¡Ahí te confundís, no necesito ninguna excusa para chupar!

Lini y yo somos mellizas pero somos muy distintas, no físicamente, ahí solo nos diferencia el color de ojos y el largo del pelo, ya que mi hermana heredó los ojos color miel claro de mi viejo y le gusta el pelo hasta los hombros. Pero en cuanto a personalidad somos muy diferentes: yo soy extrovertida, muy desinhibida, burlista e impulsiva, y ella es super introvertida, le cuesta entrar en confianza y siempre piensa antes de hablar y actuar. Ni hablar de que yo amo salir de joda y ponerme en pedo y a ella hay que rogarle para que acepte salir un rato, pero no toma nada de alcohol a menos que sea el brindis por algún cumpleaños, navidad o año nuevo.

— ¿Quiénes van? — pregunta mientras me paso rimel.

— Nosotras, Ele, Joaqui, Flor, Benja, Dani, Agus, Abel, Fran, Matilda, Tomi, Guille, y creo que Giuli y Justi también van al final. — me encojo de hombros tras lo último. Me miró al espejo con los ojos bien abiertos para verificar que todas mis pestañas tengan el producto y se vean bien. Sonrío satisfecha.

— ¿Y Flor y Tomi cómo van a entrar? Tienen 17. — cuestiona confundida.

Me río con picardía. — Ay sis, existen los documentos falsos.

Abre sus ojos sorprendida. — ¡Ahora entiendo cómo ibas a cada boliche cuando éramos pendejas!

— ¡Eu, ¿ya están?! — escuchamos una voz desde el living así que supongo que Benja ya volvió, ya que se había ido a comprar escabio. Era eso o entró un choro.

Meto plata, llaves y el labial en la carterita de Lini, me echo perfume y salimos de la pieza.

— Apa, qué hermosas están. — Benjamín habla en plural pero sus ojos no se apartan de Lina. Siempre fue así, nunca tuvo ojos para nadie más y encima es increíble cómo le brillan cuando la ve o si habla de ella. Ojalá algún día alguien me mire así.

PERDAMONO' • Julián ÁlvarezWhere stories live. Discover now