13.

1.8K 124 34
                                    

31 de agosto, 2021.
Buenos Aires, Argentina.

Julián Álvarez.

— Me hartan todos estos pelotudos, nunca nos dejan en paz. — la queja de Lara llega ni bien los hinchas que se acercaron a pedirme foto se dieron la vuelta. Rápidamente le tapo la boca con mi mano y le regalo una mirada más que severa.

— ¿Sos joda, Lara? — a decir verdad cada vez que se acercan hinchas a pedirme fotos, a Lara se le cambia la cara y se pone muy idiota. Ella no entiende que me debo completamente a los hinchas y al club.

No espero a que responda nada, simplemente agarro su carry on y la mía y camino buscando nuestra sala de embarque, que es donde quedamos en encontrarnos con los chicos.

Hoy vamos a viajar a Punta Cana por el cumpleaños de Benja. Sí, Benja, el cuñado de Niccóla. Él y yo nos hicimos muy buenos amigos, al igual que con Lina, son gente excelente y muy divertidos. Cuando me invitó a este viaje por su cumpleaños obvio que dije que sí, pero algo dentro de mí me provocaba (y aún lo hace) ciertos nervios y ansiedad porque sé que ella también va a ir.

— Esperame un toque, quiero ir al freeshop a ver qué me puedo comprar. — Lara me tironea el brazo buscando que deje de caminar.

— ¿Ah? Pero comprate cosas cuando volvamos, boluda. — me zafo de su agarre y ella aprovecha para cruzarse de brazos.

— Pero me quiero comprar cosas ahora.

— Comprate si querés, pero yo no voy a andar cargando las bolsas. — me encojo de hombros y retomo el camino hasta la puerta de pre embarque, no pienso meterme con ella a los negocios de acá.

No me fijo si viene o no atrás mío, cuando digo que no voy a andar cargando bolsas lo digo en serio. Me tomé unas semanas del club, en parte porque estamos negociando para irme a otro equipo pero no voy a dar detalles sobre eso (dicen que mientras menos lo cuentes, más chances de que se cumpla tenés, así que sepan entenderme) y en parte porque ya las necesitaba, así que bueno. Aprovechando que no hay partidos muy importantes en estos días, fui, pedí y me dijeron que sí. Así que quiero descansar, y el descanso para mí significa playa, mucho alcohol y fiesta con mis amigos, pero en ningún lado incluye cargar bolsas ajenas. No señor.

De repente una sonrisa se instala en mi rostro. Y no por divisar el número 47 de la puerta de embarque de nuestro vuelo, sino porque veo al grupo de disque seres humanos que me esperan ahí.

— Buenas, buenaaaasssss. — saludo en un tono un poco agudo, imitando a la mujer de aquel video viral de hace unos años, y así llamo la atención del grupo.

— ¡Qué onda, Culi! — me saluda Abel con una sonrisa.

Beso la mejilla de todos los presentes, es increíble y hermoso que hayan podido venir todos: Abel, Tomás, Fran, Elena, Joaqui, Lina, Agustina, Dani y, obvio, Benja. Flor no pudo venir, la pobre todavía no cumple los dieciocho y el hotel que nos pagaron los papás de Benja es un all inclusive para mayores de edad, y Tomi justo los cumplió hace un par de días. F por Flor, le vamos a mandar muchas fotos.

— ¿Y Lara? — pregunta Joaqui. Sé que es más por compromiso que por interés real, no es que mi novia tenga una muy buena relación con el grupo.

Con esa pregunta recuerdo que no sé si se quedó en el freeshop o siguió detrás mío, así que me volteo a ver. Me encojo de hombros regresando mi mirada a la rubia. — Comprando, como siempre.

PERDAMONO' • Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora