12.

7.8K 600 487
                                    

08 de agosto, 2021.
Turín, Italia.

Niccóla Ribba.


— ¡Dale, no queda nada, es la última serie! — siento que mi abdomen quema a la vez que una gota de transpiración cae entre medio de mis ojos. Giulia, la entrenadora de mi equipo, nos mira desde su lugar. Nos mira mientras sufrimos. — ¡Descansen! — escucho los suspiros de alivio de todas mis compañeras en sintonía con el mío, y es que tuvimos un entrenamiento durísimo de puro físico, y terminamos con varias series de planchas.

— ¿Vas al Garrison hoy? — Clara, mi mejor amiga acá en Italia, me pregunta mientras paso crema humectante por mis piernas después de haberme duchado.

Me encojo de hombros. — No creo, a Fabrizzio no le gusta que vaya ahí.

Veo a mi mejor amiga blanquear sus ojos justo en el momento en que nombro a mi novio. No es novedad para nada la pésima relación que tienen ambos.

— ¡Joder, tía! ¿Cuándo vas a mandar a ese gilipollas a tomar por culo? — cierra su casillero de un portazo antes de agarrar su bolso y colgarlo de un hombro. — Es que no entiendo, con lo hermosa y buena que eres puedes tener cuanto tío quieras contigo, pero tu vas y te agarras al más gilipollas.

— Bueno, Claru, tampoco tanto... — murmuro sin animarme a mirar a la española. Ato mis cordones y me levanto para guardar mis cosas en mi bolso.

Sé que tiene razón, Fabrizzio no es el mejor pibe que exista ni mucho menos, pero me dio bola cuando yo peor estaba y bue, digamos que me aferré a él y no debería, porque en serio no vale la pena.

Mi mejor amiga se despide de mí cuando su papá le avisa que está afuera. Yo camino hasta el Jeep de mi viejo y, después de mandarle un mensaje diciendo que estoy saliendo para casa, pongo música y arranco.

Estos meses...

Mierda que han sido difíciles.

Volví a mi vida en Italia, la cual echaba muchísimo de menos, pero sin duda extraño mi vida en Argentina más. O bueno, extraño a las personas con las que estaba en Argentina. A mis hermanas, a Dani, a Benja, a las chicas del equipo... Y sí, extraño mucho a Julián, no voy a negarlo.

Ahora estoy de novia con un pibe que se llama Fabrizzio. Lo conozco desde los 15 años porque es hermano de una de las chicas del equipo, él tiene 26, yo 19, en diciembre cumplo los 20.

A mi papá al comienzo no le cabió mucho la relación, primero por la diferencia de edad, segundo porque soy su bebé y creo que ninguna relación mía le agradaría mucho, y tercero porque me vio llorando por su culpa un par -muchas- veces.

Fabrizzio es dominante (y no a lo Christian Grey) además de controlador y muy, muy celoso. Normalmente no le gusta que salga de fiesta sin él, tampoco le gusta que frecuente ciertos lugares (como el Garrison) porque sos amigos van mucho por ahí y después le hacen comentarios desubicados sobre mí. Bueno, desubicados para él que no se banca que sus amigos lo jodan diciéndole lo linda que estaba y las ganas de hacerme compañía que tenían. ¿Y yo qué culpa tengo de que sus amigos tengan alma de buitre? Ninguna. Pero con el tiempo me harté de sus arranques de celos así que simplemente dejé de salir a bares. Sí, le dí con el gusto, pero prefiero estar así a tener que aguantarlo.

Sé que merezco más, jamás le di motivos para desconfiar ni mucho menos para ser tan controlador conmigo, y merezco a alguien que me ame tanto como para dejarme ser libre con una confianza ciega en mí, pero llegué a sentirme tan poca cosa que me conformo con poco.

No volví a hablar con mi mamá luego de nuestra última discusión cuando me vio en su casa armando la valija para venir a Italia. Me reprochó por tener favoritismo hacia mi viejo, y bueno, obvio que sí, mujer, si mientras vos me limitas, me tratas como el culo y me hacés sentir menos, el hombre busca levantarme todos los días si caí, busca la forma de entender lo que siento y lo que me pasa, y si no lo hace entonces me acompaña sin juzgarme, y ni hablar de que daría su vida por mí y me hace sentirlo cada día.

PERDAMONO' • Julián ÁlvarezWhere stories live. Discover now