El peor día de mi vida

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Últimamente he tenido una mala racha.

¿Y saben qué? Es normal. Son cosas que pasan, nadie tiene la culpa de todo lo malo que me sucede, ¡ni siquiera yo!

Pero es difícil no pensar que alguien (o algo) está conspirando contra mí. No es normal que inicie el día pedaleando como loco mi bicicleta para no llegar tarde a la escuela, y que lo termine en una cama de hospital.

Bueno, creo que lo mejor sería empezar desde el comienzo, ¿verdad?

Hace unos días mis hermanos me empujaron accidentalmente en medio de uno de sus juegos, provocando que mi celular cayera por las escaleras, y a pesar de la violenta caída, siguió funcionando. Sin embargo, la bocina de éste dejó de servir.

Por lo que no puedo escuchar nada en mi teléfono. Incluyendo alarmas.

Supongo que te puedes dar una idea, ¿no?

En mi alboroto matutino, accidentalmente desperté a mi hermana, olvidando que sus clases habían sido suspendidas. Obviamente ella se enojó y me maldijo varias veces antes de volver a taparse con sus cobijas de pies a cabeza.

Puede que ahora suene gracioso, pero en el momento no lo fue.

Regresando a la historia...

Salí de mi casa en busca de mi bicicleta, y para mi mala suerte, la cadena estaba safada. Y si tienes experiencia con ellas, sabrás que eso puede causar dolorosas caídas. Me tomó un tiempo pero logré ponerla en su lugar.

Afortunadamente el camino no es muy largo y no hay mucho tráfico en la zona, sin embargo, eso no borraba el hecho de que ya era muy tarde.

Pasé deslizándome entre las dos enormes puertas de la entrada antes de que se cerraran. El conserje que estaba haciendo dicha acción me miró con confusión, y antes de que pudiera decir alguna palabra, me esfumé hacia mi salón.

No se veía ningún alma por los pasillos, dando señales de que todos estaban en sus clases.

Entré al salón abriendo la puerta con mi hombro, quedando congelado al ver que el maestro Rengoku estaba dando su lección.

Tuve lo que es probablemente uno de los momentos más incómodos de mi vida cuando todos me observaron esperando a que dijera algo.

Después de una rápida disculpa, me dirigí a mi asiento.

-¡Les dije que lo iba a lograr! -gritó Inosuke.

-Finalmente -susurró Zenitsu atrás de mí.

-Ya sé, lo siento.

-¿Otra vez tu alarma? -preguntó Kanao a mi izquierda.

Le asentí con una mueca.

-No puedo creer que aún no hayas cambiado de celular -murmuró Genya, localizado en la silla frente a mí.

-¡Pero aún funciona! -reproché en lo que lo sacaba de mi bolsillo, inspeccionándolo-, en su mayoría, al menos...

-¡Silencio! -habló Aoi en el asiento atrás de Inosuke, que estaba a mi derecha.

Vi que el maestro se acercaba a mí con su lista en mano.

-¡Vamos Kamado, sé que puedes hacerlo mejor! -gritó con su entusiasmo característico en lo que parecía anotarme.

-Perdón, sen-.

-No te disculpes, son cosas que pasan -nos dió una sonrisa- ¡Ten más cuidado para la próxima!

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