La voz

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Después de las visitas, tuve una tarde tranquila.

Le informaron a mi familia que me darían de alta hasta al día siguiente ya que querían revisar ciertos asuntos.

Tomé un libro que me había traído Nezuko desde la casa y me dispuse a leerlo. Era una novela policíaca, trataba de un detective que investigaba una serie de asesinatos que ocurrían cada cierto tiempo en su ciudad.

Me concentré tanto en la lectura que por un momento los susurros se callaron.

Por primera vez en el día, sentía que estaba completamente solo, dándome una sensación de incomodidad. Así que decidí practicar unos ejercicios de respiración que me había enseñado un enfermero cuando me hicieron el diagnóstico.

Inhale, y exhale.

Justo cuando terminé de soltar mi aliento, las voces volvieron, una resaltando sobre las otras.

¿Dónde estás?

La voz era grave y ronca, se escuchaba cansada.

No puede permitirme fallar contigo

Era imposible ignorarla.

De repente, sonó el brusco abrir de una puerta cerca de donde me encontraba.

Algo en mí me gritó que estaba en peligro. Apagué la lámpara de la cómoda y me cubrí completamente con las sábanas.

Mierda, no está aquí.

Distinguí el sonido de unas pisadas que se acercaban poco a poco.

Vamos, debe ser esta.

Empecé a sudar cuando otra puerta se abrió, juré que esa vez fue junto a mí.

¡Maldita sea!

Sonaba enojada.

Logré escuchar a otra persona caminando por el pasillo con más seguridad que las de la voz.

Diablos

Una fría corriente de aire entró por la ventana y por alguna razón, sentí que estaba a salvo.

Alguien tocó la puerta y por la pequeña abertura de ésta, pude ver qué era la doctora.

-P-pase -le llamé aún con un poco de miedo.

-¡Hola Tanjiro! ¿Todo bien? -preguntó.

-S-sí, eh... -callé por un momento- disculpe, cuando venía para acá, ¿no vió a alguien en los pasillos?

La mujer frunció el ceño con duda y se asomó por la puerta.

-No, ¿por qué?

Sacudí mi cabeza y dije:

-Ah, por nada. Un raro presentimiento.

Ella se encogió de hombros.

-Claro... Sólo para decirte que un chico llamado Genya vino a visitarte.

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