V e i n t e.

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Su cabeza la mantenía gacha y su cabello corto le cubría un poco su rostro pálido. Mientras que ayudaba a sus padres y a Minho a colocar las maletas en el maletero del auto.

Realmente no entendía nada de lo que estaba viendo.

Adónde llevaban esas maletas y por qué está mi hijo con ellos. ¿Acaso piensa ir él con ellos?

Quería acercarme y hacer todas esas preguntas a Jay pero simplemente no podía, mis piernas las entiendo congeladas mis brazos parecían entumecidos literalmente no los podía mover solamente conmigo se quedó el deseo de poder avanzar.

Y claro que me sentía mal mal por no saber las razones y los motivos por el cual está pasando Hye y no poder ayudarla.

Estaba consciente de que le sucedía algo a Hye, y no sólo porque Minho me lo confirmó, sino porque estuve analizando las veces, el tiempo, que estuve saliendo con ella y había momentos en la que la sentía perdida, o más pálida de no normal, hasta el instante de sentirse mal y terminar vomitando o simplemente terminando por desplomarse. Ella ponía excusas que debía ser alguna comida que le cayó mal y que era normal puesto que era alérgica a muchas cosas. 

«—Estoy bien, no te preocupes. Es algo normal.»

Ahora sé que lo que tiene Hye In no es algo normal, o eso es lo que creo.

Un par de veces lo quise confirmar escuchándolo de su propia boca pero ella solo invadía el tema, y después yo solo callaba para no hacerla sentir incómoda.

El rugir del carro hizo que saliera de trance, dándome cuenta que el auto había dado su marcha.

Abrí los ojos de golpe y salí corriendo detrás del auto—¡Hye In!—mientras gritaba su nombre sin parar.—¡Jung Hye In!

Ahora mismo, lo más seguro, es que las personas con las que me cruzo pensarán que soy un idiota por perseguir un auto cuando se sabe que nunca los alcanzare.

Ni siquiera soy tan rápido.

Pero aún así, no me importaba. 

No me importaba correr kilómetros hasta quedarme sin aliento.

Porque lo único que me importaba y motivaba era Hye In, y no la perdería tan fácilmente.

—¡Jung Hye In, no permitiré que te vayas tan fácilmente!

Sin embargo, no importaba cuanto gritara o corriera, Hye ni siquiera se daría cuenta.

Hubo un momento en cuál mis piernas sintieron flaquear y la respiración se me dificultaba. 

Pero aún así no me iba a rendir.

Cogí un taxi y fui detrás del auto.

Y en unos minutos llegamos al aeropuerto.

Pagué el taxi y salí corriendo detrás de la familia de Hye. Chocaba la gente sin importarme los insultos que me decían. Hasta que llegue a la sala de espera del aeropuerto. Hye estaba sentada junto a Minho, mientras rodeaba sus brazos en los hombres de la pelinegra.

—¡Jung Hye In!

Hye se levantó de su lugar y giró a verme.

—¿Jeongin?—frunció el ceño, confusa.—¿Qué haces aquí?

—¿Qué haces aquí?

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Notes and Flowers © Yang Jeongin ✓Where stories live. Discover now