Capítulo 68 ❀

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El invierno abrazaba el castillo como si de un manto fuera. Los niños de primero y segundo corrían de allá para acá, haciendo una pelea de bolas de nieve o haciendo ángeles de nieve que generaban una risa en los rostros de los demás. En aquellos instantes, varios estaban aferrados a sus túnicas, bufandas o los abrigos que sus parejas o familias habían mandado para ellos.

Arthur Weasley-Nott, su hijo Bill Nott, Regulus Black, Severus Prince y los gemelos Aeneas y Andreus estaban enfundados en suaves abrigos, y bufandas que terminaban rodeando sus cuellos, generando calor  en aquella área del cuerpo. El pelirrojo iba enfundado por un abrigo de Terence, quien estaba al pendiente de él y el embarazo que se estaba llevando a cabo, o como era el caso de Regulus Black, quien estaba siendo sobreprotegido por sus hermanos y amigos, en cuanto Andreus y Aeneas, ambos hermanos estaban bajo el radar de los hermosos ojos ámbar que Remus Lupin tenía.

- ¡Mira Siri!  exclamó el menor, quien estaba enfundado con más de seis abrigos -  Hice un ángel de nieve

La alegría del menor parecía afectar a todos de sobre manera, incluso a la persona más fría de los presentes. Desde que la nieve abordo el castillo, todos estaban disfrutando de la nieve, unos más que otros, pero la atención de Regulus paso de Sirius a una figura que se acercaba a ellos, alto y de linda sonrisa.

-  ¡Bernie! - exclamó Regulus, colocandosé de pie y tratando de ocultar su pequeño tanque de oxígeno - ¿Estás libre?

Bernard quien había llegado en ese poco tiempo, observó a su pequeño amigo y lo cierto era que estaba pensando en adoptarlo como hermanito, pero sabía que Severus era celoso con él.

- Sí, al menos una hora, pronto me toca ayudar a los de segundo año con sus tareas - expresó el castaño, con las mejillas rojas por el posible frío que se sentía - Así que si, tengo tiempo para ti

Si aquello se malinterpreto, no era el objetivo del castaño, sino porque Regulus parecía ser un imán para atraer a las personas, cosa que parecía no gustarle a Sirius.

Fueron breves momentos, en los que la atención de Bernard se estaba exparciendo entre todos, pero sobre todo, parecía mantener la atención en los más pequeños.

Charlaban entre ellos, Sirius abrazaba  a su hermano, pero sobre todo estaba seguro de que incluso sus celos estaban a la vista, divirtiendo a muchos y preocupando a otros.

Los toques de la campana se comenzaron a escuchar, había toque, no de queda, sino era un toque de que "muevan sus traseros hacia el castillo porque hace frío" y lo cierto era que a muchos le divertían aquel punto de vista señalado por los profesores y el propio director. Las tazas de chocolates comenzaban a flotar sobre de ellos, había unas tazas más grandes que otros, como la de Remus Lupin y las de los gemelos Aeneas y Andreus, había otros que tenían pequeños malvaviscos de colores o galletas incrustadas en las tazas de otros. Mientras entraban al gran comedor, Bernard se disculpo y fue directamente a donde estaba el profesor Gaunt, quien parecía discutir con Abraxas sobre quien sabe que cosa.

Todos se acomodaron en sus respectivas mesas, en esa ocasión, los merodeadorse estaban en la mesa de Slytherin, James estaba hablando con Jev quien buscaba la manera de descubrir si de verdad amaba a Xenophilius o no, realmente no sabía, Remuse estaba entre Lucius y Draco, este ultimo parecía disfrutar de un café en vez de un chocolate caliente, Lily y Severus estaban hablando sobre algo que involucraba a Petunia y lo cierto era que muchos sospechaban que el azabache gustaba de la rubia, Peter estaba  en las piernas de Barty, sorprendiendo a más de uno, quien no podía creer que el pequeño merodeador estaba en las piernas del rubio Slytherin. Los últimos eran los Black. Sirius mantenía en sus piernas a Regulus quien reía por algo que Newton estaba haciendo, el menos parecía ser solo un muñeco en los brazos del mayor, más por la forma en que lo rodeaba, estaba claro de quien estaba siendo sobreprotector entre los dos.

Los hermanos Black estaban en una rara plática, entre miradas y susurros, nadie parecía notar que las pupilas de Sirius Black estaban un poco dilatadas, y el brillo en los de Regulus, era claro que algo estaba pasando con esos dos, pero muchos estaban decididos a ignorar aquello.

Sirius estaba tratando de no salir corriendo con su hermano en brazos; directo a la sala común. Desde el instante en que Regulus se sento sintió que el menor le estaba torturando, pues sus redondas nalgas estaban justamente encima de si miembro y Sirius Jr. Quería salir en aquel preciso instante, tampoco ayudaba que su renacuajo se moviera travieso sobre su regazo.

- Reg, quieto - pidió Sirius en voz baja, sujetando si cintura para que parara

- No me acomodo - expreso, frunciendo el ceño y haciendo un puchero - Es frustrante

- Te dejaré frustrado si no paras - susurro duramente Sirius

Regulus sintió que se sonrojaba, ¿Ya le había dicho a su hermano que su voz era sexy? ¡Tal vez no! Quería que su hermano se acercara un poco más a él, solo un poco más, pero tal vez, no debía tentar su suerte.

***

La habitación de Sirius Black estaba a oscuras, las otras tres camas estaban protegidas y con hechizos de insonorización, por lo cual, sabia que sus amigos no estuvieran escuchando lo que pasaba a su alrededor, a menos que atentara contra la vida de alguno de ellos, y lo cierro era que dudaba que una jalada de ganso hiciera mal a alguno de ellos, ¿Verdad? Por lo cual, el mayor de los Black, estaba jalandose el ganso.

Se imaginaba a Regulus, con aquellas hermosas faldas acentuando su figura, moviendo sus caderas de forma escandalosa, y mirándole con esos ojitos que tanto amaba. Su mano subía y bajaba, imaginaba que era la pequeña mano de Regulus, o como restregaria su trasero sobre su miembro, ¡Joder lo deseaba!

Quería tenerlo nuevamente con él, quería tenerlo entre sus brazos, ¡Le urgía!

***

En la sala común de Slytherin, para ser más específico en los dormitorio, Regulus Black estaba en su cama con sus auriculares puestos. Agradecía el regalo de su tío Christopher, pues sus canciones favoritas estaban ahí.

Making a lover, sonaba a través de sus auriculares.  El ritmo de la música eran precisos y hermosos a su punto de vista, la tarareaba. Su cuerpo descansaba sobre el colchón, su collar estaba a medio camino de estar terminado, y esperaba que para mañana sus nuevos collares estuvieran ahí con el.

La canción estaba a punto de acabar, cuando un dolor se apoderó de él, sus pulmones comenzaron a doler y algo estaba quebrando se.

- ¡Agh...! - exclamó, quitándose los auriculares y tratando de ponerse de pie

El dolor inundaba su cuerpo, Barty con quien compartió habitación, no estaba, aquello era malo. Con dolor tomó el collar, estaba dejado de brillar, señal de que la magia le estaba abandonado, ¿Por qué? ¿Por qué ahora? Comenzaba a asustarse, sus huesos comenzaban a crujir, estaba claro lo que estaba pasando. Sus huesos se estaban rompiendo.

Quería levantarse, pedir ayuda, y lo único que podía hacer era rezar, rezar para que su magia chocara contra la alarma de sus amigos para que le encontraran. La siguiente canción comenzó a escucharse, pero no le importaba, lo único que quería hacer era tener a sus amigos cerca, le estaba matando el dolor empleado, y fue en aquellos instantes cuando escucho pasos, estaba rezando porque fuera su amigo o hermano.

La puerta se abrió, su vista estaba comenzando a nublarse y el rostro preocupado de Barty hablaba por sí solo.

- Reg, Reg - dijo, acercándose a él y arrodillándose a su lado - Venga Reg no cierre los ojos

La alteración magia le estaba afectando, y Barty li notaba.

- No, no cierres los ojos - suplicaba - ¡Ayuda! ¡Ayuda por favor!

Pisadas se escuchaban, su sistema auditivo comenzaba a desconectarse y su vista se volvía oscura, solo puedo escuchar una última cosa.

- ¡Regulus!

De ahí, todo se volvió oscuridad.

𝐃𝐮𝐥𝐜𝐞 𝐏𝐞𝐜𝐚𝐝𝐨 «𝐒𝐢𝐫𝐢𝐮𝐬𝐱𝐑𝐞𝐠𝐮𝐥𝐮𝐬»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora