Segunda Ley: Aceleración

1.2K 203 68
                                    

"Chuuya. Lo siento. Mis padres me envían al extranjero para la universidad".

Lo siento...

Mis padres me envían al extranjero para la universidad ...

Al extranjero para ir a la universidad ...

Chuuya, lo siento ...

— Chuuya.

El pelirrojo parpadea ante el tono súbitamente grave por el que llaman su nombre. El rostro fruncido de Kouyou-anesan le saluda. Es diferente a la cara de Dazai ...

Oh.

Ya ha vuelto a casa.

Ya ha pasado un día.

Está enfermo, por primera vez en años. Bueno , eso si no cuenta el intento ligeramente exitoso de Dazai de envenenarlo con un laxante.

Joder.

Está enfermo.

Está realmente enfermo, tomándose un día libre de la escuela. Kouyou-anesan se toma medio día del trabajo porque al parecer está siendo acosada hasta el cansancio por Dazai, quien no deja de llamarla para que le informe sobre el estado de Chuuya. Porque él apagó su teléfono al no querer hablar con Dazai.

Dazai ...

Chuuya, lo siento

Dazai, el que le ha mentido. El que aparentemente ya estaba al tanto de los planes de sus padres de enviarlo al extranjero tan pronto pasara la víspera de Navidad. El que aparentemente se conformó con dejar que Chuuya piense que irían a la universidad juntos, como siempre.

Dazai.

Quien es lo suficientemente decente como para no estropear la concentración de Chuuya al hacer sus exámenes, quien se mantuvo callado a pesar de no estar contento con la perspectiva de ser sacado del lugar en el que ya estaba cómodo. Quien es lo suficientemente decente como para esperar a que pase lo peor de los exámenes para que Chuuya no acabe preocupándose por ello cuando debería estar preocupándose por entrar en Todai. Quien es simplemente lo suficientemente decente como para hacérselo saber, con antelación, en lugar de desaparecer en el aire.

Ese Dazai.

Ese mismo rival exasperante que siempre ha desafiado a Chuuya a ser aún mejor que nunca. Ese mismo imbécil desvergonzado que sigue haciéndole zancadilla, lloriqueando por su atención, y engañándole para que le cocine.

Ese Dazai.

— Ah, joven amor — Kouyou-anesan suspira, pellizcándole el muslo —. No puedo creer que por fin haya llegado el momento de que mi hermanito despliegue sus alas.

Chuuya sacude la cabeza, incapaz de encontrarle sentido a las cosas en ese momento. Está envuelto en mantas, con un parche de gel pegado a la frente. Aprieta una almohada entre sus brazos mientras se apoya en su hermana y ven películas juntos en su portátil. Debería estar en una posición en la que se sintiera reconfortado, pero en el lugar de eso, se siente como una mierda.

Kouyou-anesan le sonríe y le palmea la rodilla. A Chuuya le suele parecer un gesto cálido, pero ahora mismo no tiene más que hielo en la piel.

No ayuda el hecho de que la película que acaban de ver le haga girar la mente en círculos. Una película sobre amantes cruzados. Una película sobre gente que se separa. Una película que ...

Esta mañana cuando le contó a sus padres la noticia de Dazai, Paul dejó escapar un enorme suspiro de alivio. En sus palabras dijo: "¡Menos mal! Porque solo faltan unos meses para que los dos cumplan los 18 años y todavía no he decidido una buena combinación de colores para su boda!

Leyes De Atracción ♡ ︎ SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora