Cuarta Ley: Gravitación

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Decir que se verán pronto, al parecer significa recibir una invitación a videollamada de Dazai ni siquiera cinco minutos después de que se separen. Chuuya contesta con dedos temblorosos, aunque es difícil saber si es por la pérdida aguda de sangre y el mareo por sonrojarse tanto por su vergonzosa muestra de afecto en público o por el persistente fastidio de las payasadas del otro. Lo más probable es que sea un poco de ambas cosas, dada su relación.

A pesar de sus reservas al ver que la cara sonrojada de Dazai se transmite en píxeles a él, Chuuya está absorto en discutir con él, regañando a Dazai por ser demasiado ruidoso y molestar a los demás pasajeros que esperan en la zona de embarque con él. Por supuesto, ahora sabe que Dazai lo hace para animarle, en cierto modo, por lo que las abrasadoras palabras van acompañadas de una sonrisa enamorada y vertiginosa, lo que le confiere una atmósfera de burla muy dulce.

Está tan absorto que no se da cuenta de que está a punto de chocar con alguien hasta que realmente sucede. Chuuya prioriza colgar a Dazai primero antes de levantar la vista y disculparse con la persona con la que chocó.

— Perdón...espera, ¿qué estás haciendo aquí? — Chuuya parpadea rápidamente a la persona que tiene delante. Y luego, a la compañía a su lado —. ¡¿Qué demonios están haciendo todos aquí?!

"Todos" en este caso, es referirse a sus amigos de la escuela. Akutagawa es la persona con la que chocó, quien tose un poco mientras le ayuda a enderezar. A su lado, están Atsushi y Gin. Detrás de él, están Higuchi y Tachihara. Detrás de ellos, está la extraña congregación de Kenji, Kyouka, Lucy y Tsujimura quien le extiende su móvil porque al parecer, Ango está al teléfono y no quiere perderse este chisme.

Hirotsu sonríe al volver de... ¿hablar con los guardias de seguridad?

Jodido infierno.

Verlos es como si te echaran cubos de agua fría y luego te lanzaran a la bahía de Yokohama en pleno invierno. La multitud de gente rica que les rodea, los anuncios de megafonía que suenan cada cierto tiempo, las brillantes luces del aeropuerto... todo ello vuelve a centrar la atención de Chuuya después de haber barrido su conciencia bajo la alfombra al ver a Dazai.

Maldita sea.

¿Siempre ha estado tan concentrado en Dazai que ni siquiera reconoció la presencia de sus amigos mirando el espectáculo desde la barrera trasera todo el tiempo? ¿Qué ni siquiera se ha dado cuenta de que Hirotsu-san calmó al personal de seguridad del aeropuerto, y que por esa razón ha podido golpear y besar a Dazai sin ser molestado?

Maldita sea a todos los jodidos.

Y ahora... tiene que lidiar con sus amigos chismosos. A la mierda su vida, realmente.

— Estábamos aquí para despedir a Dazai-san — chirría Higuchi con una sonrisa brillante que normalmente resulta entrañable a sus ojos. Sin embargo, el hecho de que su móvil apunte a Chuuya es muy preocupante. Al ver que su mirada se posa en el aparato, continúa alegremente: — ¡No te preocupes, Chuuya-san! Pude grabarlo de principio a fin.

— Eso es lo que me preocupa — murmura Chuuya, sintiendo que sus mejillas se calientan. Considera los pros y los contras de suplicar amenazadoramente a Higuchi para que borre el vídeo, pero ya sabe que ella es propensa a usar Facebook Live. Reza una rápida plegaria a todas las deidades que conoce y a algunas más para que Dazai no consulte las redes sociales durante los próximos ochenta y cinco años. Ahora se concentra en su pregunta inicial: — ¿Y? ¿Por qué demonios están aquí?

Una tos. — Tenía el presentimiento de qué... harías esto.

Levanta la ceja hacia Akutagawa. —...¿Esto?

Leyes De Atracción ♡ ︎ SoukokuWhere stories live. Discover now