Capítulo 13: La Diosa de las Bestias

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Todos mis lobos empiezan a aullar;

Despiértame, el momento es ahora.

¿Puedes escuchar los tambores?

Se acerca una revolución...

Hola, hola mis colibríes. Disculpen la tardanza del capítulo, es que estoy en mi último año de universidad y eso, más el trabajo, me roban muchísimo tiempo. Pero aquí estoy, trayéndoles un capítulo decisivo en la historia y uno con el que lloré muchísimo al escribirlo.

Podemos decir que este es el final de la fase uno, o primera parte de este libro. Aquí se cierra un ciclo y otro comienza. Vamos a ver parte de la naturaleza de nuestra querida Reina Loba aparecer, y al fin conoceremos a LA PATRONA DE LAS BESTIAS.

¿Leyeron la estrofa de arriba? Es el coro de la canción que puse y me encantó su letra; casi parece escrita para nuestra Enya.

Sin más, espero disfruten del capítulo. Los quiero...

———👑🐺🔥———

Enya

—Salgamos de aquí antes que este lugar se empiece a llenar de mercenarios —habla el general y como puedo me incorporo tratando de avanzar —Arthur, adelántate con la tropa y busca despistarlos, si la entregamos ahora Tristan la matará. Y ese es un privilegio que me reservo para mí, pero solo cuando ella pueda defenderse —dice mirando mi deplorable estado, y al menos debo atribuirle el honor que la acción le merece.

—¿Qué sentido tiene dejarme vivir ahora, si después piensa matarme? —cuestiono casi sin fuerzas pues me duele hasta respirar, y mi amigo me mira riñéndome con el gesto —¿No es mejor hacerlo ahora que lo tiene fácil y acabar con ello? ¿O es que le gusta jugar al gato y al ratón, general? —planeo erguirme frente a él para darle más convicción a mis palabras, pero las piernas me fallan y caigo a sus pies.

Arthur intenta levantarme y en ese momento Egan lo interrumpe y se agacha frente a mí.

Tuerce el gesto dedicándome una sonrisa ladina que en silencio me advierte que de nada me vale la actitud arrogante cuando en realidad me dejaron hecha una piltrafa.

—No tientes tu suerte, niña —brama con voz firme.

—No lo hago —pongo las manos en el suelo tragándome el dolor que el esfuerzo de impulsarme para tratar de ponerme de pie me provoca. No lo logro y vuelvo a caer.

—El día que te mate, será en un combate donde te defenderás como la guerrera que eres, no necesito la ventaja que me da tu estado actual, y tu no mereces la cobardía de reducirte a esto para poder acabar contigo. —Me señala dándoles mayor significado a sus palabras y se pone de pie. 

—Se va a arrepentir de esto —le advierto de forma amenazante.

—Es muy probable —responde brindándome su mano para ayudarme a levantarme, pero la rechazo y me pongo de pie con mucho esfuerzo y dolor, pero sola.

Ambos hombres hacen un muy mal esfuerzo de esconder una sonrisa, pero prefiero ignorarlos antes de seguirme humillando.

Miro a mis lobas que observan expectantes, y la sangre en el pelaje de Súa comprime mi pecho, se ve débil y siento miedo. 

Egan sigue mi mirada y toma una llave de la argolla donde cuelga el resto, abriendo las celdas de mis niñas. Primero saca a Tana que lo mira con desconfianza pero con una mirada mía olvida la pose de alerta; y luego ayuda a salir a Súa, con cuidado de no lastimarla más. Yo observo la escena entre conmovida y anonadada.

Reina Loba (Guerra de Poder I) (COMPLETA)Where stories live. Discover now