Capítulo Final Parte I: Del paraíso al infierno

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Egan

La noche cayó cuando llegamos a la aldea de donde partimos antes de la batalla contra los brujos oscuros llamados Doomers.

Ayne me confió que aquí es donde se encuentra la mayor parte de refugiados, aunque yo solo he visto unos pocos centinelas vigilando, en su mayoría guerreras eligtus. Es inconfundible la apariencia de los pertenecientes a esta tribu con respecto al resto de ellas.

También sé que la manada de lobos se ubica casi completa en los alrededores, pero como dije antes, saben camuflarse muy bien.

La mujer de hermosos cabellos blancos a mi lado me confesó que desde temprano tiene una sensación agridulce que la carcome, y yo no estoy muy lejos de sentir lo mismo, aunque no sabría cómo explicarlo. Por un lado me encuentro extrañamente feliz por aquello que hemos vivido juntos los últimos días, pero por otro no logro sacarme esa nefasta corazonada, es una impresión de desasosiego complicada de ignorar.

Sé que hemos intentado ahogar todo remordimiento o premonición desagradable en las caricias del otro, y eso es realmente un muy buen incentivo, pero es algo anclado con profundidad y difícil de reprimir. Tal vez por la culpa de tener que matarnos y terminar deseándonos como animales irracionales que se dejan llevar por sus emociones más básicas y primitivas.

La temperatura ha bajado considerablemente y las pieles que me cubren apenas logran aislarme del frío que me hiela, aunque a diferencia de la noche en la cueva, ella no parece estarse congelando, podría jurar que la adrenalina la mantiene caliente, sé que está a la expectativa de algo y el no saber qué la pone inquieta y alerta.

Ishán, el lobo negro de ojos rojos que cada vez está más grande,  juega con Súa y juntos persiguen una familia de pequeños patitos que por aquí pasan rumbo a la laguna que se encuentra cerca al río Luna de Plata.

Nos sentamos en el tronco de un árbol, delante de la fogata que juntos encendimos, y yo encuentro paz al abrazarla desde atrás, ayudándonos mutuamente a entrar en calor (está claro que ahora mismo lo necesito más que ella) mientras observamos el cielo estrellado que se ha quedado luego de la nevada de más temprano.

—Deberíamos entrar a la cabaña —le susurro al oído y ella se estremece entre mis brazos y gira la cabeza para mirarme. Beso la punta de su nariz que comienza a enrojecerse y sonríe —está comenzando a hacer mucho frío, no me extrañaría que volviera a nevar nuevamente.

Ella asiente y se pone de pie ayudándome a hacer lo mismo. La tomo por la cintura y beso castamente sus labios que se mantienen cálidos y la siento sonreír con la acción.

—Vamos —asiente —tengo que contarte algo muy importante.

Alzo una ceja curioso y me toma de la mano comenzando a andar hacia la pequeña cabaña.

El aullar de Súa e Ishán nos detiene y llevamos instintivamente la mano hacia las armas que cargamos encima. Ayne sostiene la daga que tenía en el pantalón y yo cargo mi revolver listo para disparar.

La luz del fuego alumbra la figura de la chica del cabello azul que se acerca a nosotros con claro temor en el rostro. Luce nerviosa, desesperada, ojerosa, y el pálpito que he sentido durante todo el día se acrecienta cuando la tengo de frente. Sé que la mujer a mi lado siente lo mismo porque aprieta mi mano con fuerza. La presencia de la cerinie aquí no puede significar nada bueno, y menos en las condiciones que llega.

—¡Cleissy! —exclama Ayne asombrada y suelta mi mano para acercarse más a la chica.

—Veo que no hiciste caso a mis advertencias —murmura la nombrada, quien no pasó por alto nuestras manos entrelazadas.

Reina Loba (Guerra de Poder I) (COMPLETA)Where stories live. Discover now