CAPÍTULO 2: Reina de las Cenizas

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¡Hola lector@s! Aquí os dejo un nuevo capítulo de la secuela del libro Los Secretos de Bialya, también disponible. Espero que os guste muchísimo. 

Por cierto, ayer desvelé un secreto que me había estado guardando mucho tiempo: en uno de los capítulos del primer libro, Los Secretos de Bialya, hay una GRAN pista sobre la identidad del padre de Lewis. 

He decidido que, si alguien consigue descifrar esa pista, puede dejarla en comentarios o enviarme la respuesta. Las tres primeras personas que lo consigan tendrán el próximo capítulo dedicado... 

Bueno, basta ya de rollos... ¡A leer!

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Isa

- Isabella Wilder, llevo mucho tiempo esperándote. - susurra con una voz aireada que consigue erizarme todos y cada uno de los bellos que cubren mis extremidades.

- A la de tres, salimos corriendo. - dice Clyn cogiéndole la mano a Hugo en un acto reflejo.

- ¿Cómo sabes mi nombre? - pregunto sentándome en uno de los taburetes que rodea la mesa para poder estar a su altura.

- Siéntate. - susurra Hugo exasperado ofreciéndole a Clyn el sitio más cercano a la vieja.

- Siéntate tú. 

- Yo no pienso sentarme. - contesta en un susurro demasiado agudo tratándose de Hugo. - ¡Au! - grita después de que Clyn le dé un manotazo.

Sin embargo, mis ojos se centran en la misteriosa anciana sentada frente a mí. Una pequeña sonrisa se asoma entre sus arrugados labios y, de un momento a otro, sus ojos se vuelven completamente de color negro, causando que Hugo empiece a decir obscenidades en voz baja. No obstante, por algún motivo, su aspecto no me parece del todo desagradable, es más, crea en mí una sensación relativamente familiar, cómo si ya la hubiera visto en más de una ocasión. 

- ¿Quién eres? - pregunto después de que los minutos pasen y no conteste a mi anterior pregunta.

- Soy Eda, esclava de los Crujifix que quedaron enterrados junto a las cenizas del planeta que ya no es.

- En cristiano, ¿por favor? - murmura mi amigo que se ha sentado junto a mí con la cara más blanca que el papel.

- Los Crujifix son una especie de brujas, provenientes del Planeta Asthor, aunque la mayoría de ellas murieron en la guerra. - responde Clyn indiferentemente, antes de sentarse en el taburete libre. - ¿Qué? Un día estaba aburrida y me leí ese libro raro que tenía escondido Kesha bajo la cama.

- La Profecía se ha cumplido. - murmura la bruja mientras que empieza a hacer gestos sumamente extraños con las manos, hasta que se corta con un cuchillo, derramando pequeñas gotas de sangre sobre un cuenco de madera.

- Ai, dios. - murmura Hugo a punto de desmayarse.

- ¿Profecía?

- Tienes mucho que aprender niña. Lo desconocido te espera hace mucho tiempo. - dice con esa misma voz grave y aireada que, por algún motivo, consigue llamar mucho más mi atención.

- Contéstame. - ordeno acercando mi cara a la suya lentamente, hipnotizada por su voz.

- Solamente puedo hablar con aquellos que desean ser purificados.

- ¿Qué? - pregunto acercándome mucho más, como si eso pudiera resolver mi falta de conocimiento.

- Isa, quiere que te purifiques. Debes pintarte dos líneas paralelas en la frente con su sangre, es el símbolo de las Crujifix. - explica Clyn cogiéndome del hombro para apartarme del rostro de la señora, que parece estar bajo un estado hipnótico irreparable.

ASTHOR, EL PLANETA ESCONDIDO #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora