Omegacember

Mordida

Pareja: Lucius alfa!/ Remus Omega!

"Ultima parte de voz "

- Ô -

La noche era fría, el viento soplaba a las afueras de la mansión y la única luz que iluminaba la habitación era la luz de la luna.

Los leves suspiros y respiraciones de las personas que estaban junto a él calmaban a su alfa de una manera impresionante.

Lucius se encontraba despierto al no poder conciliar el sueño por todos los pensamientos que cruzaban en su cabeza, admirando la silueta de su omega dormido; se veía tan tranquilo y sereno con su pijama de seda y su cabello esparcido por toda la almohada.

Sus ojos cerrados, su boquita ligeramente abierta y abrazando a su pequeño cachorro, Remus Lupin era la vista perfecta para los ojos doloridos.

Inconscientemente Lucius llevó su mano al cuello de su marido donde se encontraba la mordida que le había hecho a los diecinueve años. Una pequeña marca que le había hecho al finalizar su cortejo, que ahora eran hermosas cicatrices plateadas que adornaban su cuello, un hermoso regalo que la naturaleza les dio.

Había sido un camino largo por recorrer, había soportado rechazo tras rechazo, ser el segundo en el corazón del omega, los dramas de Black y las bromas de Potter, estuvo a punto de rendirse, hasta que, en el séptimo año de Remus, permitió que iniciara su cortejo, llenado de orgullo y felicidad a su alfa.

Todo su esfuerzo había valido la pena al ver a su precioso omega caminar, con su hermoso traje blanco, al altar para consumar su unión.

Todavía recuerda la cara de Black el día de su boda, fue una victoria ganada que hizo que su orgullo se elevase, había demostrado que él siempre iba a ser el mejor alfa para Remus.

Su vida sólo mejoró cuando recibieron la noticia de que estaban esperando a Draco, Remus era joven, no habían planeado tener una familia tan pronto pero cuando vieron a su cachorro por primera vez en el ultrasonido, no pudieron dejar de sonreír como dos locos enamorados.

Su vida simplemente era perfecta.

Tenía un precioso omega, que lo amaba solo a él. Remus era amable, amoroso, culto, refinado y un gran padre para su cachorro, los amaba más que nada en el mundo.

¿Qué importaba lo que dijera la sociedad cuando tenía una persona que lo amaba incondicionalmente?¿Qué importaba que la gente de su estatus no aprobara su relación por el origen humilde de Remus? Tenía todo lo que nunca imaginó que llegaría a tener, un esposo amoroso y un cachorro precioso.

Pero su felicidad corría peligro, había mucho rumores de que los del Ministerio estaban siendo más quisquillosos con la regulación de criaturas mágicas, se le estaban poniendo más restricciones a las criaturas para mantener a la sociedad mágica y Muggle segura, sobre todo a los vampiro y hombres lobos. Restricciones sumamente tontas impulsadas por el miedo y la ignorancia y ni las exuberantes cantidades de dinero que Lucius poseía, podía evitar que alguna de las nueves leyes no se aplicará a su marido e hijo.

Su marido era un licántropo no registrado, no podían arriesgarse a que alguna de esas estúpidas leyes le afectará.

Su hijo, en cambio, que recién tenía 5 meses de nacido, no había presentado alguna señal que hubiese heredado el pequeño problema peludo de su marido, pero estaban atentos a cualquier cambio del pequeño omega.

Lucius había pensado en mudarse a un país donde las leyes contra los hombres lobos fueran menos estrictas, pero Remus se había negado, alegando que todo lo más amaba estaba en Inglaterra por lo que había desechado dicha opción.