⩥Capítulo 29⩤

587 31 36
                                    

19 de octubre de 2021.

—Oye, Kepa, ¿después haces algo? Es que se me ha ocurrido que podemos ir a mi casa a echar unas partidas y eso— comentó Jorginho.— Obviamente se vendrían las chicas.

—Ojalá ir, ver como te enfadas jugando al FIFA es muy divertido, pero he quedado con Brooke.

—¿He cotilleado bien? ¿Has quedado con mi Brooke?— intervino Reece recalcando el mi al hablar.

—Sí, has cotilleado bien— rio Kepa— Ayer me llamó y preguntó que si hoy hacía algo, le dije que no y fue cuando me dijo que se pasaría por mi casa después de comer. ¿Contento?

—Mucho, pero lo estaré más mañana cuando me cuentes que ha pasado en vuestra cita.

El vasco rio. Aquel grupo le había cambiado la vida por su forma de ser y por su manera de hacerle ver las cosas ya que no todo es tan horrible como él lo veía hasta hace un tiempo. Terminó de cambiarse y se fue hasta su coche, se subió a él y condujo hasta su casa. Una vez allí comió tranquilamente. Alrededor de las cuatro y media de la tarde el timbre sonó.

—Inglesita, pasa— saludó al verla allí.

—Si empiezas así, mal vamos.

—Perdona. Ven, anda— dijo agarrando delicadamente a Brooke de la muñeca para atraerla hasta su pecho y abrazarla— No me habías saludado y eso no es bonito.

—Eso es cierto— sonrió— Bueno, ¿preparado para lo que va a pasar esta tarde?— preguntó mirándole directamente a los ojos.

—Creo que sí, pero después de eso creo que tengo miedo.

—Pues coge la cartera y las llaves que nos vamos.

—¿Las del coche no?

—No, porque vamos a ir con el mío. Vamos a hacer dos paradas. Así que venga, para fuera.

Los dos se subieron al coche de Brooke y fueron por el centro de la ciudad hasta que divisaron un sitio donde poder aparcar. Una vez iban caminando de nuevo por las calles de Londres se pusieron a buscar una tienda en concreto.

—¿Qué estamos buscando exactamente?

—Una tienda donde vendan platos y rotuladores permanentes.

—¿Platos?— preguntó sorprendido— Te prometo que era lo último que pensé que me ibas a decir.

—Mira ahí. Vamos a entrar que seguro que lo tienen todo.

Buscó la mano de Kepa y entrelazó sus dedos con los suyos. Una corriente sacudió el cuerpo del guardameta. Entraron al establecimiento y en menos de diez minutos tenían bajo su poder lo que andaban buscando. Lo pagaron y volvieron al coche de Brooke.

—Supongo que esta era la primera parada, ¿me equivoco?

—No, no te equivocas. Ahora vamos a ir la segunda y última parada de nuestra ruta, pero antes de bajarnos cuando lleguemos tenemos que hacer una cosa.

—Al menos podrías decirme a donde vamos— sugirió el español abrochándose el cinturón de seguridad.

—A las afueras.

—Vale, si esto es un secuestro, al menos dímelo, inglesita— comentó con gracia Kepa provocando que Brooke también se riese.

—Confía en mi, españolito, creo que nos va a venir bien a los dos. Si quieres puedes poner música. Solo tienes que conectar tu móvil y listo.

No tardó en hacer caso a la dueña de aquel vehículo y conectó su dispositivo. A los pocos segundos unos acordes muy conocidos por la británica comenzaron a sonar. Era Versace on the floor de Bruno Mars.

Londres ⩥ Kepa Arrizabalaga ⩤Where stories live. Discover now