Capítulo 9

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Akane

Ryoga se había quedado en una orilla de la sala mirando fijamente a Ranma, Rokuro no se movió de lugar, y Rinda se acercó a su papá mientras esté se calmaba un poco. Yo solo los veía, así que aproveche el momento para hacer una llamada a los tíos Saotome avisandoles el regreso de su hijo.

La tía se sorprendió mucho cuando le dije que Ranma al fin había vuelto, al instante escuché que comenzó a llorar y ya no pudo hablar, después respondió el tío Genma y menciono que en ese mismo momento vendrían a Nerima.

Al volver a la sala seguían como cuando me fuí, solo que ahora Ranma tenía en sus brazos a Rinda, mientras ella con sus pequeñas manos acariciaba el rostro de su padre. Esa hermosa escena la había deseado y soñado tantas veces, y ahora que por fin la puedo ver no me siento como lo creí, ha pasado mucho tiempo Ranma.

Aquí estaban unos de los seres que más amaba en el mundo, me sentía como entre la espada y la pared, sabía de qué lado devia estar, pero también quería saber todo lo demás.

Nunca ¡nunca! Hubiese querido estar en esta situación, ni en mi peor pesadilla; yo siempre imaginé una vida feliz al lado de Ranma, cuidando a nuestros hijos... juntos.

-Le llame a los tíos Saotome-dije, interrumpiendo el silencio. Ranma volteo con una expresión que no se describir-. Dijeron que llegarán en una hora- Ranma no dijo nada, solo agachó la cabeza -, así que ¿por qué no esperamos a que lleguen para que nos expliques todo, Ranma?

-Sí... creo que es lo mejor -respondió muy leve.

-¿Conoces a los abuelos, papá? -le pregunto la pequeña Rinda.

-Sí, ellos son mis padres -respondió Ranma sonriendo.

-Ah sí, es cierto jajaja.

-Y al abuelo Soun ¿también lo conoces?

-Sí jeje.

-Oh, entonces ¿yo era la única que no conocías, ni que te conocía? -le pregunto Rinda un poco triste.

-Sí... pero, ahora al fin pude regresar y aunque no sabía de tu existencia, soy muy feliz de tener una hija.

Ella rio y le sonrió a su padre, estaba muy feliz; sabía que estaría muy feliz si él algún día regresaba.

-Papá, ¿quieres ir a mi habitación? Es bonita, allá puedo enseñarte mis dibujos.

Ranma volteo a verme, para pedir mi autorización, no me negaría era su padre después de todo, y ella, ella que tanta lo amaba y admiraba, al fin podría convivir con él.

-Vayan -dije con una leve sonrisa.

Rinda sonrió y bajo de los brazos de su padre, él volteo a ver a Rokuro y luego a mí. Ella lo tomo de la mano y lo jaló hacia las escaleras. Subieron. Suspiré.

Aún no me creía que estuviera nuevamente aquí; mi Ranma, mi querido Ranma.

Rokuro salió de la sala, y yo iba a salir tras de él, pero Ryoga me detuvo y nego con la cabeza diciendo que era mejor que lo dejarán solo.

¿Qué pensará Ryoga en este momento? Me siento mal, si hubiera sabido que Ranma volvería en este momento no habría aceptado salir con Ryoga, aún lo quiero. Pero, ahora estoy con Ryoga y no voy a traicionarlo, no después de todo lo que ha hecho por nosotros, lo quiero. Pero no lo amo.

-Akane -hablo Ryoga después de unos minutos de silencio.

-¿Qué pasa Ryoga?

-Puedo, ¿puedo darte un abrazo?

-¿Eh? -ahora entiendo- Sí, claro que puedes -dije y sonreí.

Él me abrazo rápido, necesitaba sentirme, lo necesitaba, lo sabía.

-No quiero perderte -dijo después de unos segundos-, no quiero que me dejes -me abrazo más fuerte-, te necesito Akane, no quiero que todo lo que hemos logrado se acabé, quiero que sigamos siendo los mismos, quiero seguir teniendo a ustedes. No quiero volver a estar solo -lo abrace más fuerte.

-No estarás solo Ryoga, no te preocupes, no pienso dejarte -me gire para ver su rostro -, no te traicionaré -tome su cara entre mis manos-, ahora tú estás en vida, no voy a cambiarte - le dije mirando sus ojos miel, y bese su mejilla.

-Gracias Akane -dijo mientras besaba mi frente-, muchas gracias.

Sonreí, y después de un momento nos separamos. Le ofrecí a Ryoga una taza de té, pero la nego con la cabeza diciendo que había perdido el apetito.

Me alegro que papá no esté aquí, sino se habría enojado mucho y no se que hubiera sido capaz de hacerle a Ranma, él lo apreciaba mucho y también confiaba en que volvería, en poco tiempo.

Ya había pasado tiempo, al rededor de treinta minutos, así que fui a buscar a Rokuro. Estaba en el dojo, sentado, mirando hacia afuera, con la mirada perdida. Había sido una impresión tan grande.

Me acerque con cuidado a él, me senté a su lado. No se movió. Veíamos el cielo azul, de aquella bella mañana.

-Hijo -hable después de unos minutos-, se que es difícil para ti ahora -me detuve un momento, no dijo nada-, pero, debemos esperar a que nos dé una explicación, debe haber alguna buena razón por la cual no pudo volver...

-No lo defiendas, mamá -hablo de pronto -, no lo defiendas después de lo mucho que nos hizo sufrir, de lo mucho que te hizo sufrir a tí, mamá.

-Lo sé, hijo, pero yo lo conozco, él no nos habría abandonado, no porque lo quisiera.

-Mamá, él lo hizo, él no estuvo con nosotros -dijo, y se levantó de un salto.

-Rokuro...

-Rinda es una tonta, acercándose así a un extraño, ¿en qué piensa?

-Es su padre, no es una extraño...

-Claro que lo es, para mí lo es.

-Pero hijo...

-No me importa, y no creeré en nada de lo que diga.

Me quedé en silencio, luego volví a hablar.

-Esta bien, solo debemos escucharlo, después de eso tú sabrás si crees en él o no -no respondió -. Vamos, esperaremos a tus abuelos en la sala.

Me levante de dónde estaba sentada, y regresamos. Cuando lo hicimos, Ranma y Rinda ya estaban ahí, esperando. Ella no se alejaba de su papá.

Después de varios minutos, se escuchó la puerta, habían llegado los tíos. Ranma volteo rápido hacía el pasillo por donde ellos entrarían.

No paso ni un minuto cuando ellos ya estaban ahí, y tras el primer segundo de ver a Ranma la tía Nodoka comenzó a llorar.

Continuará

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