Capítulo 15

206 17 11
                                    

Ryoga

¿Qué está pasando? ¿En qué momento Akane comenzó a abrazar a Ranma? ¿No dijo que estaría conmigo? ¿Acaso no fue eso lo que me prometió cuando estuvimos solos?

Ranma

Sentí las manos de Akane abrazarme por la espalda, sabía que era ella porque la conocía perfectamente. El sentir sus pequeñas manos me hizo realmente bien. Era la primera vez después de 8 largos y duros años. Pero no me moví, ni dije nada, no después de saber que está con alguien más.

-Perdóname Ranma -sentí sus lágrimas cálidas en mi espalda al atravesar la delgada tela de mi camisa-, perdóname por favor, yo... también quería cumplir con mi promesa.

No respondí nada, no había nada que decir ¿qué diría? ¿Qué le diría ahora cuando me acabo de enterar que hay alguien más que yo?

-No quiero que vuelvas a irte Ranma, te necesito -lo último lo dijo más bajito solo para mí, ¿por qué decía eso ahora? ¿Me necesitaba en serio? ¿No es que ahora tiene a Ryoga a su lado?

-Ya no puede haber nada entre nosotros, aunque yo te ame, así lo has decidido ¿no, Akane? -hable mientras sentía un gran dolor en el pecho, quería voltear y abrazar a Akane con todas mis fuerzas igual no lo hice y tras acabar de preguntar ella se separó de mi rápidamente.

-¡Papá! -voltee y vi como Rinda entró corriendo y llorando por el pasillo -¡No quiero que vuelvas a irte! -me sorprendí, pues ella pudo haber escuchado todo-. Por favor no te vayas papá-dijo mientras se acercó a mi y me extendía sus brazos -no quiero volver a no estar contigo -me partió el alma ver a mi hija así, no era justo para ella, no, no lo era; la abrace fuerte.

-Estaré contigo siempre, ¿si? mi niña -sentí como se relajo un poco tras escuchar mis palabras, limpie las lágrimas de su cara -pero ya no podremos ser una familia, aunque lo queramos.

-Papá yo quiero que tú estés con mamá -acaricie su rostro -no quiero que vuelvas a irte.

-Lo sé mi niña, ya no me iré más, pero yo ya no puedo estar con tú mamá, tu sabes ella está con alguien más.

Me partía el alma decir aquello, me dolía tanto en el pecho. Sentía como si me acuchillaran una y otra vez. El dolor sólo aumentaba a cada momento. No pude resistirme y volví a llorar, como un tonto, como un adolescente y su primer amor. A fin de cuentas ella había sido mi único amor en toda mi vida, la mujer que siempre he amado, y hasta donde sabia, yo era lo mismo para ella, que estúpido.

Rinda seco mis lágrimas con sus pequeñas manos, y luego me abrazo más fuerte.

-Mamá te ama papá, estoy segura -me dijo bajito al oído -. Todavía hay noches en la que llora por ti.

Solo la escuche, no hice nada, sabía que muy probablemente estaba diciendo la verdad, pero había también una posibilidad de que no lo fuera y sólo lo estuviera diciendo para ya no verme sufrir.

-Está bien, pequeña, ya no importa -le dije y sonreí.

-Te amo, papá -sonreí, me hacía tan bien tenerla, era un gran regalo.

-Yo también te amo, Rinda.

-Papá -voltee solo para confirmar la persona de quien esa voz salía, era mi hijo, Rokuro, me había dicho papá una vez más -perdóname por favor, y... no te vayas, no vuelvas a irte -tenía la mirada agachada, no me miraba a los ojos, era cierto que todo lo que le había dicho a Rinda se lo había dicho solo a ella, sin que los demás escucharán.

Baje a Rinda de mis brazos y me acerque a él.

-No hay nada que perdonar, hijo, perdónenme ustedes a mi por tomar malas decisiones, por no estar contigo casi toda tu vida, por no saber la existencia de mi hija, por no compartir con tu madre todo lo vivido con ustedes, por dejarlos solos... perdóname por favor, Rokuro.

Se quedó en silencio, no levantaba la mirada, ya solo era un poco menos alto que yo.

-No hay nada que perdonar papá, ahora entiendo porque no habías vuelto, es cierto que me has hecho mucha falta, hay tantas cosas que soñé por mucho tiempo hacer contigo, y aunque también es verdad que dije que ya no podría aceptarte, también es cierto que yo deseaba volver a verte, saber que estabas vivo y que así como nos lo has explicado ahora tenias una muy buena razón para no volver junto a nosotros, tu familia-se detuvo un momento, aún tenía la mirada al suelo, y yo no podía creer lo que estaba diciendo, creí que en verdad me odiaba -Gracias papá-al escuchar eso me sentí realmente feliz, mi hijo también me perdonaba, estaba muy feliz. Aunque también escuché como él no se pudo resistir y al igual que yo comenzó a llorar.

-Gracias hijo.

Quería abrazarlo, pero ninguno de los dos se movía. Fue entonces que vi a Ryoga salirse de la sala rápido, no me importó, no me importaba nada respecto a él.

-Dale un abrazo a tu padre, hijo -dijo mi madre con una sonrisa -lo necesita más que nunca.

Me quedé callado, sin moverme, con la mirada fija en él. Sonreí.

Rokuro

Estrañaba a papá, lo estrañe todos estos años. Es cierto que había decidido tantas cosas en contra de él, pero también es cierto que nunca pude dejar de admirarlo, de muy en el fondo sentirme orgulloso de ser el hijo de Ranma Saotome, uno de los mejores en las artes marciales.

Siempre tuve la pequeña esperanza de que volvería, y al final sí lo hizo, está aquí. Y tras todo lo que vivió, tras todo el tiempo que pasó sin nosotros y nosotros sin él, tampoco quiero que se vaya.

Papá hablaba con Rinda, después de que mamá se apartó de él, yo no pude escuchar lo que le decía y Rinda lloraba, quizá papá pensaba irse otra vez, está vez no estaba dispuesto a dejarlo ir.

Me arme de mucho valor para acarcarme a él, sabía lo que tenía que hacer.

-Papá -sonó raro, ¿hace cuanto no pronunciaba esa palabra? cuando lo hacía después de que él se había ido era para preguntar por él, después para decir que pronto volvería, y luego solo para despreciarlo por haberse ido. Tuve que armarme de mucho valor, y aunque había dicho que no creería nada de lo que dijera, le había creído todo, necesitaba a papá y ese sentimiento después de todo podría más que nada-perdóname por favor y... no te vayas, no vuelvas a irte.

No lo miraba a los ojos, tenía la mirada fija al suelo no sabía que expresión tenía papá y sólo escuché que dijo.

-No hay nada que perdonar, hijo, perdónenme ustedes a mi por tomar malas decisiones, por no estar contigo casi toda tu vida, por no saber la existencia de mi hija, por no compartir con tu madre todo lo vivido con ustedes, por dejarlos solos... perdóname por favor, Rokuro.

Ya no importaba nada de eso, yo ya lo había perdonado en el momento en que le pedí disculpas a él. Después de decírselo y quedarnos callados un momento la abuela Nodoka dijo que lo abrazara porque lo necesitaba, lo necesitaba papá más que nunca.

No me acerque, solo alce mi mirada y vi a papá llorando, fue cuando el se acercó y me abrazo, yo también lo abrace. Yo también quería abrazarlo, tantos abrazos de niño había soñado.

Continuará...

VolveréМесто, где живут истории. Откройте их для себя