| Octavo |

1K 86 5
                                    

Capítulo 3

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Capítulo 3.

—Izana... —mi voz resonó en su habitación.

Ambos teníamos entre quince y dieciséis años y ya había tenido mi primera vez junto a él, no por amor, solo por intereses. Él me entregaba un poco de si, y yo contribuiría a la octava generación de los Black Dragons ofreciéndoles riqueza.

Mi corazón palpitaba en mi pecho con mucha fuerza. Yo me encontraba tumbada sobre las sábanas mientras que él estaba sentado en la orilla de la cama. Intenté sentarme junto a él, y con un ligero dolor, logré colocarme junto a él, lo abrace y nos quedamos unos segundos así. El sudor de nuestros cuerpos desnudos se entrelazaban y es sonido de nuestros cansados suspiros se sincroniza a poco a poco.

—Gracias Izana, te debo mucho. —dije entre suspiros. Él solo acaricio mi cabeza, pasando la mano también por la espalda.

—Si.. —su voz desanimada terminó con esa pequeña conversación.

—¿¡Cómo que no somos hermanos?! —grito Izana ese día lluvioso a su supuesto hermano mayor Shinichiro Sano

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—¿¡Cómo que no somos hermanos?! —grito Izana ese día lluvioso a su supuesto hermano mayor Shinichiro Sano. Este había contactado con él para conversar tranquilamente sobre esto, pero Izana perdió los estribos de la convención y empezó a gritarle a Shinichiro por una respuesta, sin embargo, está no llegaba. —Me estás mintiendo, ¿cierto? Somos hermanos de sangre, ¿cierto?.

Yo me encontraba detrás de Izana mientras esté seguía gritándole al pobre adulto delante de él. El peliblanco en algún momento se acercó al pelinegro y comenzó a golpearlo, pero mucho más débil y desordenado. Yo seguía observando la conversación desde lejos, no quería interponerme en ningún asunto personal de mi rey. Cerca de allí había un dispensador de refrescos y me acerqué para comprar una cola y un té verde. Ambas estaban frías pero así era mejor.

—¡Nirigana! —la voz de Izana hizo que me sobresaltara. Me giré para ver a Shinichiro sentado en el suelo, con un golpe en su mejilla, y a Izana con una mirada amenazante que hablaba por si sola. Me acerqué a Shinichiro y le di el refresco.

—Para la herida, hasta luego. —me despedí del chico que había ayudado hace seis años y que mantenía una relación de admiración casi igual que Izana. Sin embargo, ese hasta luego sonó como un adiós para siempre. Me alejé de él siguiendo al peliblanco, que ahora tenía una sonrisa en su rostro.

Tenjiku's Queen - Izana KurokawaWhere stories live. Discover now