|| Capítulo 5 ||

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Ex-mejor amigo.


Bajé las escaleras una vez salí de la habitación, tenía pensado volver a salir de la mansión, obviamente quisiera o no, con estúpida seguridad por orden de Alexey. Llevaba una semana en esta casa y en donde sea que esté no lo sentía mi hogar. Extrañaba Manhattan, pero más la casa de mi papá. Volvería a reconstruir la parte que había incendiado el maldito de Elián.

Mi primer objetivo era tener desbloqueada mis cuentas bancarias. Luego ir por la APPI, según Alexey podría hacerme entrar e iba a tomar esa oferta. Deshacerme de Cora era uno de mis principales objetivos, porque por esa perra también fui empujada al precipicio y es algo que no estoy dispuesta a olvidar nunca.

Ser buena me servía poco y nada, pero tampoco quería perder mi esencia. No estaba en mi naturaleza ser una despiadada hija de puta, al menos no con todos, quizá si tuviera a Elián o a Benjamín frente a mí me lo replantearía.

—Señorita, su desayuno está listo en el patio trasero. El señor Belov me dijo que le avisara —me informó una de las sirvientas.

—Gracias —me moví hacia el patio trasero. Vi a Alexey debajo de un gazebo, con sus hombres alrededor, armados hasta los dientes.

Me relamí los labios, moviéndome a paso lento. Vi de reojo a un rubio, era la mano derecha de Alexey, creo que se llamaba Mason. Se alejó cuando me acerqué a ellos, estaban susurrando algo, pero se callaron tan pronto me vieron.

—¿Qué tanto murmuran? —pregunté, me senté delante suyo y se quitó las gafas de sol, soltándolas sobre la mesa. El hombre estaba bueno, eso no se iba a negar. Ese par de ojos verdes y el cabello oscuro era algo que no se pasaba por alto, pero aún más la barba que mantenía bien afeitada. Le daba ese toque de hombre de negocio.

—Buenos días —soltó neutro —. Solo hablábamos de la entrada a la APPI. Daré el primer golpe el viernes por la noche.

—¿Por qué en la noche?

—Vienen a Canadá encubiertos a una cena de negocios.

—¿Cómo lo sabes?

—Tengo mis trucos —soltó y le dio un sorbo a su café. Comencé a desayunar bajo su atenta mirada. Después de confesarme que esperaba que cayera a sus brazos sola no he dejado de pensar en que también era un hombre. Todos eran unos bastardos mentirosos, y no pensaba darle nada de mí, no hasta que confíe ciegamente en él.

—¿Tienes algún infiltrado? A mi ciertamente me importa Cora —le dije, y era cierto. Dylan era un bastardo, pero hacía su trabajo, aún más bajo la influencia de Cora.

—Eliminaré a Dylan y entrarás tú en ese puesto, ¿qué mejor que gobernar a Cora siendo su jefa?

Matar a Dylan, ¿debería importarme que lo maten? Si bien, me metió al exilio sin dejarme explicarme en cierta parte tuvo razón al decir que debí haberle informado eso. Tuve mucho tiempo para informarle sobre que me habían casado con Khan a la fuerza, pero no lo hice porque creí que podría yo sola con él. Ingenua.

Solo me dejé llevar y no es algo que me apetezca repetir. Era ellos o yo.

—¿Y creen que no sabrán quien soy yo? —bufé, todos me conocían muy bien ahí dentro.

—Es que no solo me desharé de Dylan, también de todos los soldados, excepto de Cora —explicó —. Pondré a varios de mis hombres para que sigan tus órdenes, pero ella quedará atrapada contigo, sin posibilidad de salir.

—Bueno, es un buen plan —asentí.

—Soy la cabecilla de mi clan por algo —respondió.

Me miró fijamente y me enderecé en la silla, echándole un vistazo a la piscina a unos metros de distancia. Su vista no se apartó de mi un solo segundo y no es que me guste bajare la mirada a algún hombre, pero en serio no podía pensar bien en este momento en meterme con él o algún otro.

Dulce Castigo [+21] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora